
Con ello, se ha pretendido resolver diversos problemas: la imposibilidad de heredar, determinada por su condición de mujeres, y, por lo tanto, de poder seguir manteniendo su modo de subsistencia en el caso de enviudar o permanecer soltera, y lo que la autora o autor llama desequilibrios biológicos, ya que estos acuerdos -o contratos- y relaciones se dan entre mujeres estériles, tanto por edad como por incapacidad reproductiva, y también entre aquellas que no han podido dar a luz a un hijo varón, beneficiario de la herencia familiar.
Como en otras muchas culturas, las mujeres, una vez que se han casado, abandonan su casa para formar parte de la familia del marido, por lo que tener un hijo varón asegura, no sólo la conservación de las propiedades dentro del entorno familiar, sino también el cuidado de la madre en la vejez, ya que es la esposa del hijo la que se traslada a vivir al hogar del marido.
Un artículo muy interesente que puedes leer en el link anterior a partir de la página 65
Escrito por la adminsitradora del blog
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