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21 de julio de 2013

"Mi cuerpo es un campo de batalla"

En África occidental, las niñas son obligadas a sobrealimentarse para desarrollar un cuerpo con sobrepeso que les facilite la tarea de  encontrar marido en un futuro no muy lejano, dado que los conceptos de corpulencia física y belleza están estrechamente unidos y son condiciones indispensables para acceder al matrimonio. Al contrario de lo que ocurre en los países occidentales de Europa y América, en los que las novias suelen someterse a estrictas dietas días antes de su boda, en países como Mauritania la delgadez femenina no es una característica deseable, sino todo lo contrario: una mujer delgada es sinónimo de pobre -igual visión se tiene del resto de su familia que, según lxs defensorxs de esta tradición, no ha sido capaz de alimentarla "adecuadamente"- y es considerada incapaz de conseguir alimentos. Muy al contrario, la obesidad es percibida como síntoma de abundancia y capacitación en la gestión de los recursos necesarios para tener una familia próspera.

Como consecuencia directa de esta visión especista del cuerpo femenino, en Mauritania la mitad de la población femenina padece sobrepeso y un 20% obesidad. La calificación de especista de esta  construcción  cultural no es exagerada: en un principio, las niñas eran obligadas a beber grandes cantidades de leche de camella -entre otros alimentos- pero en la actualidad son alimentadas con productos químicos utilizados en el engorde artificial de animales. Tanto antes como en la actualidad, este tipo de sobrealimentación se acompaña de castigos físicos para asegurar el resultado deseado.

La construcción de la feminidad que elaboran las distintas culturas de este Planeta, siempre desde presupuestos masculinos, se halla focalizada en la talla, en el aspecto físico, en el cuerpo, y no en otros aspectos ajenos a determinantes biológicos que, además de inapropiados desde el punto de vista humano, limitan extraordinariamente la consecución de estos “ideales” sexistas, convirtiendo el cuerpo de las mujeres en “un campo de batalla”.
Artículo escrito por la administradora del blog
Información extraída de los artículos que se relacionan a continuación y de  Women living under muslim laws



Women in a poor west african country are force-feading themselves for beauty's sake
 
In Mauritania, a West African country situated in between Western Sahara and Senegal, thin isn't considered beautiful. Skinny women are viewed as poor and not able to afford food.

For women to find husbands in Mauritania, they have to be fat. So they force-feed themselves large quantities of camel milk, bread crumbs soaked in olive oil, and goat meat. This practice is referred to as "gavage" — the same name used to describe the force-feeding of ducks to make foie gras.

HBO's new documentary series Vice calls gavage a self-inflicted obesity epidemic. The show sent correspondent Thomas Morton to Mauritania to experience the tradition for himself — and he gained about 10 pounds in two days.


Mauritania, in West Africa, is one of the poorest nations in the world. The country is "suffering from a worsening food crisis," according to Vice. Even so, about 20% of females in Mauritania are obese, and more than half are overweight. Comparatively, only about 4% of men are obese and 20% are overweight.

The number of obese women is striking for a country that struggles with drought. Obesity has long been the standard of beauty in Mauritania. Being fat is considered a sign of wealth, where being thin is a sign of poverty. Local men who spoke to Vice agreed that in Mauritania, big is beautiful.

As a result, mothers begin force-feeding their daughters at a young age to ensure that when they're old enough to marry, they are attractive under Mauritanian standards.The tradition of "gavage" is sometimes referred to as torture by those who are familiar with it. Parents sometimes crush their daughters' toes with pincers if they resist.

Publicat a Business Insider 

No te pierdas el artículo publicado en CNN

Women fight Mauritania's fattening tradition

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