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Amy Goodman

Periodista, investigadora, escritora... Ha demostrado que SÍ es posible la independencia de los medios de comunicación y ha dado voz a lxs excluídxs en los mass media. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Vandana Shiva

Doctora en física, filósofa, activista por la justícia global y la soberanía alimentaria... Ha demostrado que SÍ es posible la producción sostenible y plural de alimentos. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Tawakkul Karman

Periodista, política, activista por los Derechos Humanos... Ha demostrado que SÍ se puede luchar desde el pacifismo por la Revolución política, social y de género en Yemen. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Joumana Haddad

Poeta, traductora... Ha demostrado que SÍ se puede trabajar por la secularización de la sociedad, la libertad sexual y los derechos de las mujeres en Líbano. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Leymah Gbowee

Trabajadora social, responsable del movimiento que pacificó su país en 2003... Ha demostrado que SÍ es posible la Paz en Liberia y que las mujeres son sus constructoras. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Ada Colau

Filósofa de formación y miembra visible de la PAH... Ha demostrado que SÍ es posible hacer frente a la ilegitimidad de las leyes movilizando a la sociedad pacíficamente. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Marama Davidson

Activista por los derechos del pueblo maorí... Ha demostrado que SÍ es posible identificarse con la idea universal de la descolonización del Planeta. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Teresa Forcades

Doctora en salud pública, teóloga... Ha demostrado que SÍ es posible un discurso humanista, feminista y combativo por la justícia social dentro de la Iglesia Católica. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Sheelah McLean, Nina Wilson, Sylvia McAdam y Jessica Gordon

Fundadoras del movimiento Idle No More... Han demostrado que SÍ es posible mobilizar a la sociedad en defensa de los derechos de los pueblos autóctonos en Canadá. SIN ELLAS NO SE MUEVE EL MUNDO.

30 de diciembre de 2012

Margarita Padilla: Internet y las nuevas formas de lucha contra la represión ejercida por el poder


Margarita Padilla
Margarta Padilla, ingeniera informática y hacker, explica en esta entrevista resumida determinados aspectos de las nuevas formas de luchar y de organizar el poder, incluidos en su libro Kit de lucha en Internet. 

En este sistema de comunicación virtual, se "materializa" un nuevo modelo reivindicativo y combatiente que pone en crisis antiguos instrumentos  de lucha como los sindicatos y los partidos políticos, o el anonimato y las actuaciones individuales y espectaculares.

Un modelo de actuación intrínseco al acontecimiento 15M

Reseña escrita por la administradora del blog   



El matrimonio entre mujeres: una institución predominantemente africana

En la revista número 10 de Africaneando, Babere Kerata Chacha -miembro del Departamento de Historia de la Universidad de Egerton, Nioro, Kenia-  publica un artículo titulado Traspasando las fronteras de la locura de género y colonial: el matrimonio entre mujeres, la ley consuetudinaria y el cambio en Tanzania, 1890-1990. En él argumenta la importancia y evolución que ha tenido esta práctica en la Tanzania pre y postcolonial, con la que muchas mujeres han podido enfrentar sus condicionantes jurídicos  y biológicos de una manera muy imaginativa y peculiar. 

Con ello, se ha pretendido resolver diversos problemas: la imposibilidad de heredar, determinada por su condición de mujeres,  y, por lo tanto, de poder seguir manteniendo su modo de subsistencia en el caso de enviudar o permanecer soltera, y lo que la autora o autor llama desequilibrios biológicos, ya que estos acuerdos -o contratos- y relaciones se dan entre mujeres estériles, tanto por edad como por incapacidad reproductiva, y también entre aquellas que no han podido dar a luz a un hijo varón, beneficiario de la herencia familiar.  

Como en otras muchas culturas, las mujeres, una vez que se han casado, abandonan su casa para formar parte de la familia del marido, por lo que tener un hijo varón asegura, no sólo la conservación de las propiedades dentro del entorno familiar, sino también el cuidado de la madre en la vejez, ya que es la esposa del hijo la que se traslada a vivir al hogar del marido.

Un artículo muy interesente que puedes leer en el link anterior a partir de la página 65


Escrito por la adminsitradora del blog

29 de diciembre de 2012

La lluita de la dona indígena a Nova Zelanda: PER LA DESCOLONITZACIÓ DEL PLANETA

Marama Davidson
L'activista maorí Marama Davidson considera que els diversos moviments socials que han sorgit arreu del món per enfrontar l'espoli social i medi ambiental que significa la imposició del programa econòmic neoliberal -especialment en les darreres dècades- haurien de confluir en un front comú contra el que és una colonització del Planeta, i així enfortir una lluita que és comú a tota la Humanitat i que els pobles indígenes vénen protagonitzant des que van ser desposseïts de les seves terres i, per tant, també de la seva cultura ancestral, íntimament relacionada amb un mode de vida en contacte íntim amb la natura .   


Aquesta és la entrevista que el diari desINFORMÉMONOS va publicar l'11 de març de 2012

 Hablar del pueblo maorí es hablar de la lucha digna, de nunca rendirse, de cultura viva. Hablar de la lucha del pueblo maorí es también hablar de sus mujeres, y justamente entre ellas es donde se encuentra Marama Davidson, mujer y luchadora indígena.
“De niña vi a mis padres pelear con los dueños de las tierras, y con mis oídos de bebé escuché que les gritaban ‘¡malditos maoríes, vuélvanse a su lugar!’. De niña vi a mi madre y a mi padre ser golpeados por la policía, mientras eran llamados ‘bastardos negros’”, cuenta Marama.
 Davidson es una mujer que no pretende hablar por todos los maoríes; sus historias tratan sobre sí misma y a través de ellas emergen los diferentes colores de las muchas kakahu (mantos y telas) que usa: la de maorí, la de wahine (mujer), la de madre, esposa, la de una mujer de carrera en las luchas políticas y sociales de su tierra y la de amiga.
Aoteraoa (Nueva Zelanda), lugar en el que vive, es tierra ocupada por los poderes coloniales imperiales. Ahí, la lucha de su cultura está viva y pronta a resonar afín con las luchas de otros pueblos en solidaridad activa.
En la siguiente entrevista Marama  habla de las ancestrales luchas de
Aotearoa, de la relación de éstas con los movimientos actuales y del papel de las mujeres maorí en la defensa del territorio y los recursos naturales. 

 ¿Cuál es la relación de los movimientos Ocupa y de los Indignados con la histórica lucha de los pueblos originarios?

 Alrededor del mundo muchos se están levantando contra opresivas políticas neoliberales que sólo benefician al uno por ciento de todas las personas.

 Una ocupación de Wall Street en Nueva York ha inspirado a otras ciudades y países a tomar medidas contra esta represión. Un lema nacido de esta protesta ha sido “somos el 99 por ciento”.

 Aotearoa (Nueva Zelanda) se une ahora a este movimiento en solidaridad. Y esto es lo que nuestro país expresa:

 ”Estamos con ustedes ahora, tangata whenua (gente de la tierra). Ahora estamos todos luchando contra lo que han estado luchando ustedes desde que nosotros llegamos a sus costas. Nos unimos a ustedes para decir que este sistema no trata a las personas o la tierra con bondad.  Hacemos eco al grito de que esta forma, este pisar a la gente, no es de Aotearoa. No es nuestro camino. Nos ponemos de pie junto al mundo en contra de un régimen donde sólo el 1 por ciento son los afortunados.

 “Somos el 85 por ciento que se da cuenta de que debemos unirnos con los pueblos indígenas que han luchado durante mucho tiempo por estas cosas. Entonces nuestro número realmente reflejará el 99 por ciento. Nosotros recordamos que su responsabilidad como guardianes y custodios de estas tierras les fue arrancada bajo este sistema al que ahora nos oponemos.
 “Reconocemos que hasta el día de hoy ustedes luchan por que se restablezca la condición de autoridad y de cuidador que han perdido en sus tierras de origen ancestral.

 “Nosotros les pedimos su bendición para que todos podamos volvernos mejores cuidadores conjuntamente. Entendemos que sólo podemos ganar fuerza al estar de pie con ustedes, desde el comienzo mismo.

 “Somos conscientes de que todos nos beneficiaremos cuando colectivamente afirmemos la responsabilidad única de ustedes como anfitriones de esta tierra. Entendemos que no necesitamos temer la voz de ustedes nunca más.

 “Estamos con ustedes ahora tangata whenua. Luchemos esta lucha juntos”.

¿Marama, podrías hablar acerca de ti y de tu lucha?

Yo soy de Aoteraoa, el país llamado Nueva Zelanda. Mi pueblo es tangata whenua, la gente indígena de esta tierra. Hemos llegado a ser conocidos como el pueblo maorí. Yo desciendo de dos grupos familiares del Norte llamados te rarawa y ngapuhi, y también de los pueblos de la región de la Costa Este, quienes son ngati porou.

Fui criada fundamentalmente en mi hogar ngapuhi en el norte, en un pequeño valle rural llamado Whirinaki. Ahora vivo en zona urbana, en la ciudad de Auckland con mi marido y nuestros seis hijos. Durante los últimos nueve años he estado trabajando en una comunidad local suburbana, hablando sobre cuestiones de derechos humanos. Pero recientemente he estado buscando crear más plataformas para que las voces de abajo sean oídas, sobre las cuestiones que estamos enfrentando como tangata whenua.

En diciembre del 2010 fui parte del establecimiento de un grupo llamado Te Wharepora Hou. Somos un pequeño grupo de mujeres maorí que buscamos una voz colectiva más fuerte. Nuestro interés primario es el bienestar de nuestra gente,  nuestro pueblo y  nuestro medio ambiente. Te Wharepora Hou apunta a ofrecer una perspectiva desde las mujeres sobre las cuestiones en las que sentimos que nuestra visión, nuestro punto de vista, es a menudo marginalizado.

Soy sólo una mujer maorí usando mi voz y celebro las múltiples perspectivas que existen entre nosotras como tangata whenua. Las opiniones que ofrezco son las mías propias. Aún así, tengo la esperanza de reflexionar sobre mi aprendizaje y en colaboración con la fortaleza de aquellos alrededor mío.

La “lucha” para mí trata sobre nosotros, como seres humanos que necesitan cuidarse más unos a otros, así como cuidar nuestro planeta. Los lentes que filtran mis aspiraciones son definitiva y claramente indígenas. Es un lente que me ve clamar primera y esencialmente por mi identidad como  mujer maorí y como madre.

¿Podrías hablar sobre del verdadero nombre de tu tierra, comúnmente conocida como Nueva Zelanda?

No soy una experta en la lengua de mi madre, así que estoy aún aprendiendo acerca de los orígenes de los nombres también. El nombre Aoteraoa es usado comúnmente como el nombre maorí de Nueva Zelanda. Una traducción posible de Aoteraoa es “tierra de la larga nube blanca”. Aún así, no estoy segura de los orígenes de la palabra Aoteraoa en sí misma. Algunos dicen que era el nombre de la isla del norte solamente. También hay quienes sugieren que el uso de Aoteraoa en referencia a la totalidad de nuestra tierra sucedió en los tiempos de post-colonización. Tenemos otros nombres originales para nuestra isla sur, también llamada Te Waipounamu (las aguas de la piedra verde) o Te Waka o Maui (la canoa de Maui) y la isla norte también es conocida como Te Ika a Maui (el Pez de Maui).

¿Podrías compartir un poco sobre tu escrito sobre la “revolución real” y la relación de tu pueblo con ella?

Nuestro grupo de mujeres Te Wharepora Hou produjo algunos artículos y escritos acerca del movimiento Ocupa. El movimiento Ocupa ha visto a ciudades alrededor del mundo levantarse contra el opresivo capitalismo neoliberal, lo que me motivó profundamente, así que escribí un texto sobre “Cómo debería verse una verdadera revolución”  afirmando lo que yo pienso que podría ser una gran revolución para la humanidad. Propongo que todos nos beneficiaríamos si el resto del movimiento  reconociera primariamente que están peleando por lo que los pueblos indígenas han estado peleando por siglos. Si se falla en poner esta cuestión al comienzo, en el principio mismo, habría una brecha en el análisis del movimiento que llevaría a una continuación del status quo. Es importante para mí  llamar al movimiento a recordar al imperialismo colonial que ha destruido pueblos y sus estructuras saludables, y no sólo pueblos indígenas, alrededor del mundo. Esta destrucción se ha desplegado ahora hasta un punto de ruptura, afectando a muchísima gente y amenazando seriamente la sustentabilidad de nuestro planeta

¿Cómo influye esta perspectiva tuya en otra gente, otros pueblos y en las luchas de otros pueblos originarios?

Muchas de estas perspectivas “mías” están haciendo eco con lo que otros han estado diciendo y haciendo desde siempre. Mucha gente ha estado haciendo este trabajo durante toda su vida, así que yo sólo estoy diciendo cómo voy a jugar mi parte y contribuir a esto. Yo misma he despertado hace relativamente poco y me he vuelto consiente  de cómo el ambiente político ha impactado en la totalidad de mi vida. No es necesario decir que cuando elijes tomar parte en una plataforma pública y hablar abiertamente de estas cosas, eres de inmediato blanco de ataques y críticas. Nunca estaré cómoda con esa parte del hablar abiertamente, pero estoy aprendiendo a dejar que ello sea una herramienta de reflexión para un desarrollo sostenido de esta visión.

Ha habido claramente apoyo y resonancia surgiendo de la retroalimentación, también. Esa afirmación es esencial para saber si  los mensajes que lanzamos están en el buen rumbo o necesitan ser refinados. He aprendido que hablar clara y abiertamente en el ámbito público no es para cualquier persona. Esto es sólo un pequeño modo más de contribuir a un continuo proceso de concientización para nuestro pueblo. El construir un perfil para poder lanzar mensajes, es lo más difícil de hacer.  Alrededor del mundo, la voz de las mujeres indígenas, aunque siempre ha sido fuerte, no ha sido la voz a la que los medios han priorizado y dado espacio.

Hablo en términos de las luchas de la gente común, ya que un objetivo personal mío es que la “gente común” sea siempre vista como relevante. Y es al trabajo y a las luchas de la “gente común” a la que espero darle una plataforma nueva de expresión. Por ejemplo, a menudo subrayo el trabajo de algunas mujeres ancianas  de mi barrio,  que forman relaciones con esas familias que podríamos considerar las mas difíciles de contactar y unir a las luchas de las que estamos hablando. El enfoque de ellas para apoyar a las familias a pararse sobre sus propios pies, es una práctica enorme  e importante. Personalmente no me considero suficientemente preparada o habilidosa para hacer ese trabajo. Pero puedo con facilidad hablar de esto a una audiencia más extensa y compartir las historias exitosas, y usar sus aprendizajes para hacer surgir el debate. Una plataforma pública, cuando es usada de este modo, puede resonar ampliamente en la “gente común”.

¿Cómo está tratando  tu pueblo  con las comunicaciones en esta era cibernética?

Yo pienso que los maoríes siempre hemos sido un pueblo lleno de recursos. Hemos abrazado la tecnología que está frente a nosotros en muchos modos, adaptándola a nuestras necesidades y desarrollándola con nuestros diversos talentos. Todavía está la cuestión de la batalla continua para contrarrestar a los medios dominantes y lo que ellos ofrecen. Los reportes prejuiciosos y malintencionados  han hecho mucho daño a nuestro pueblo y han generado un debate mal informado. Pero al mismo tiempo hemos establecido nuestros propios medios de comunicación y estamos constantemente buscando modos de expandir el alcance de nuestros mensajes.

Sobre tu interés e involucramiento en la poesía, ¿qué papel juega ésta como herramienta de liberación?

Cuando una lengua materna es tan poética y sexy como la lengua maorí lo es, se tiene naturalmente el don de la poesía, que corre libremente a través de nosotros.  La poesía es una de las múltiples herramientas que estamos abiertos a utilizar. Aunque sólo estoy comenzando a explorarla recientemente, estoy siendo inspirada por poetas alrededor del mundo y ciertamente por poetas y poetisas maoríes. Cuando leo una pieza de poesía inspiradora, puede ser políticamente motivante en modos en los que otros escritos pueden no serlo para mí. Es allí donde la poesía tiene la habilidad de conectarnos  e iluminarnos frente al camino que tenemos adelante.

¿Cómo la pobreza y el desempleo están afectando a las familias y específicamente a las mujeres? ¿Cuál es el rol de las mujeres maoríes en la política tradicional?

La pobreza y el desempleo siempre han impactado más fuertemente sobre las mujeres maoríes. Estamos representadas en forma muy desproporcionada en las estadísticas, las cuales dicen que somos las más pobres, las más desempleadas, las más enfermas, las que sufrimos la mayor parte de la violencia doméstica. El modo en que esa información se usa para aumentar el déficit, es otro punto a tratar,  cuando las políticas neoliberales regresivas se arrojan sobre esto, son nuestras mujeres, y por lo tanto nuestras familias, las que sufren más. Éste ha sido el caso desde que las políticas liberales se impusieron en nuestra tierra en los años ochenta.

Nuestro compromiso como mujeres maoríes en los campos de la “política tradicional” también ha estado evolucionando. Siempre he dicho que nuestro propui hapu y whanau necesitan reflexionar sobre qué parte de nuestras tikanga (costumbres) son auténticas frente a nuestro estatus como mujeres maoríes. Tenemos que interrogarnos con preguntas duras acerca de nosotras mismas, acerca de qué partes de nuestras costumbres han sido colonizadas en modos que aún no percibimos. Qué partes de nuestras propias costumbres deben evolucionar, de modo en que puedan proteger nuestros principios, pero de un modo que funcione bien para nosotras.

No hay negación del rol de la mujer maorí a través de nuestra historia y la historia de mi pueblo hasta el día de hoy. Hemos sido y somos líderes en todas las áreas de la vida y continuamos incrementando nuestra representación en todos los niveles posibles. Pero el afirmar firmemente nuestros roles, tanto en la sociedad moderna como en la maorí post-colonial ha sido y es un desafío importante. Y de allí la sobre representación en las estadísticas negativas que mencione anteriormente.

Esto también significa que las mujeres maoríes, colectivamente, tienen más barreras con las que tratar en el proceso de alcanzar nuestro pleno potencial como miembros y líderes de nuestras whanau. Hemos estado haciendo un trabajo excelente en todos los frentes, a pesar de todos estos desafíos y retos. Pero también tenemos que estar muy ocupadas en aquellos whanau que no lo están haciendo muy bien, y todas tenemos que comprender las dinámicas complejas que  contribuyen a esas disfunciones.

¿Podías hablar sobre el rol de los guardianes de las tierras originarias en las que ustedes viven?

Ésta es la lucha fundamental de nuestro país. Hay una gran falta de balance en el poder. Los maoríes no creen que nuestros ancestros nos visualizaron perdiendo la guardia de nuestras tierras, en el modo en que nos ha sucedido. La historia de la gente y pueblo de tuhoe es una de las antorchas que pasan a través de la historia de la colonización opresiva. A los tuhoe siempre les  han negado su autonomía. Su relación antigua con las tierras tradicionales ha sido minada a través de la injusta confiscación de sus tierras por la corona. Su resistencia permanente  a las resoluciones y acciones de la corona se ha encontrado siempre frente a más atrocidades.

Los gobiernos sucesivos continúan subyugando el autodesarrollo y autodeterminación del pueblo tuhoe, y nuestra infraestructura continúa reafirmando esa falta de balance del poder. Lo peor es que niega a la totalidad del país la oportunidad de aprender qué beneficios podrían surgir de esto para todos nosotros, a partir de reconocer la soberanía con pleno derecho del pueblo tuhoe. La conexión con sus territorios originales, su hogar, trae con esto un conocimiento especializado para la supervivencia y lo sostenible, planteado en un entorno “duro”.

Mientras la especie humana mira más y más hacia una sustentabilidad a largo plazo, haríamos muy bien en honrar las experiencias  de los pueblos como los ngai tuhoe, que están viviendo como ngai tuhoe en sus propias tierras.

En modos diferentes, pero con el mismo principio subyacente de falta de balance en el poder, esta misma historia puede hacer ecos alrededor de todas las tierras de Aotearoa.

¿Puedes hablar sobre el acta de asentamiento Te Rarawa? ¿Crees que ahora sí puede comenzar un proceso de consulta o ratificación?

La gente de Te Rarawa, en el norte más lejano, es uno de los grupos de pueblos a los que pertenezco. El Te Rarawa Deed of Settlement apunta a ser un acuerdo pleno y comprensivo frente a las atrocidades cometidas por la corona hacia los pueblos de Te Aupouri y Te Rarawa iwi. El acta de acuerdo expresa cómo las nuevas situaciones tomarán lugar e incluye cosas la petición de perdón de parte de la corona, apoyo financiero y acuerdos de gobierno y administración. Este acuerdo está ahora en proceso de ser ratificado y aceptado por el pueblo de la tierra.  Algunos de nuestros pueblos han peleado un largo tiempo y han trabajado sin descanso para realizar un acuerdo tan justo como sea posible. El desafío de producir algo aceptable es muy grande porque la justicia auténtica nunca será lograda. Muchas de nuestras tierras iwi nunca serán devueltas y los impactos negativos sobre un pueblo, perdiendo su base cultural, espiritual, económica y social han sido sencillamente devastadores. Tales impactos pueden tardar varias generaciones en ser corregidos.

Sin tomar en cuenta lo que el acta vaya a involucrar, yo siempre me siento entristecida por las acciones terribles que sucedieron en primer lugar. Desde las acciones iniciales de la corona, que siguieron a una masacre, en un proceso muy sucio. Nuestra propia gente se ataca unos a otros a través de la semántica de cualquier acuerdo, y los pequeños grupos iwi de gente se sienten dejados de lado frente a los intereses de los grupos más grandes. Nuestro modo ancestral de agruparnos ha sido destruido por la urbanización y el desafío de comprometer en esto a todos los descendientes es inmenso. A menudo un “mandato” con un voto final puede significar en realidad y al final, menos del 25 por ciento del resultado de los votantes. Como una participante y votante en tres procesos de reclamo iwi (Ngāpuhi, Te Rarawa y Ngatiporou) me he sentido presionada cada vez, entre aceptar un acta que nunca se acercaría a una justicia real, mientras al mismo tiempo estaba convencida que probablemente seria el mejor acuerdo que podría lograr.

Me encantaría ver resultados positivos surgir de cada acuerdo que continúe siendo negociado. Aún así no creo personalmente que podamos hacer descansar nuestra esperanza o nuestros laureles sobre tales acuerdos. Sería hermoso ver nuestra base económica establecida, y el balance de poder restablecido, pero cualquier acuerdo es sólo el comienzo de mayores acuerdos posibles. Ejemplos de nuestra gente ejerciendo su cuidado por las tierras y aguas, de hecho ya ofrecen aliento frente a la posibilidad de nosotros volviendo a tener nuestro estatus como gente de la tierra. Esto ha sucedido a menudo frente a estructuras de poder hostiles. El remover esa hostilidad sería un logro de largo alcance y sería algo bueno a largo plazo, en relación a beneficiar a la totalidad de nuestra nación.

¿Cuál es tu visión sobre el “amamantamiento”, y sobre los llamados “niños vulnerables”? ¿Cuáles son los pasos necesarios para crear un espacio seguro para las wahine? 

No existe una visión única de nuestro pueblo. Yo sólo puedo ofrecer mi propia visión y al mismo tiempo reclamar fuertemente mi identidad como  mujer maorí.
La resistencia al capitalismo neoliberal es un movimiento que he apoyado en principio. Mi propio involucramiento con el movimiento Ocupa en Aotearoa ha sido específicamente direccionado a comprometer los corazones y las mentes de ese movimiento con la necesidad de descolonizarlo, la necesidad de descolonizar Ocupa, y por lo tanto la necesidad de descolonizar el planeta.

 He hablado acerca de descolonizarnos a nosotros mismos como humanos, y acerca de restaurar nuestros valores humanos, de cuidarnos unos a otros y a la tierra colectivamente. He hablado también de cómo el movimiento Ocupa debe reconocer primariamente que se ha dirigido a “ocupar” tierras que ya han sido robadas hace tiempo. He pedido que haya un análisis más profundo, allí donde recordamos que estas tierras han sido arrebatadas de los pueblos indígenas por las mismas fuerzas a las que este movimiento se está oponiendo. Hay gente indígena en cada lugar en donde este movimiento ha estado sucediendo, y están haciendo como siempre un llamado a la responsabilidad por estos hechos y a su reconocimiento. En Aotearoa algunos de nosotros seguimos manteniendo este mensaje de un modo frontal.

He tratado de hacer surgir conciencia dentro del movimiento Ocupa, conciencia frente a las diferentes luchas que mi pueblo enfrenta a lo largo del país. Yo creo que sería un gran beneficio para los no indígenas el comprender cómo ellos se han estado beneficiando por el imperialismo colonial que se ha esparcido alrededor del mundo. Si más y más gente puede estar detrás de las luchas de los grupos iwi y comenzar una real solidaridad en la práctica concreta, creo que seremos capaces de derrotar las fuerzas que actúan en modo progresivo y colonial alrededor del mundo.

YEMEN: UNA REVOLUCIÓ CULTURAL DE GÈNERE DINS DE LA REVOLUCIÓ NACIONAL

Tawakkul Karman,Premi Nobel de la Pau 2011
Ewa Strzelecka, investigadora de la Universitat de Granada i consultora internacional en gènere i desenvolupament, i membre fundador del grup d'investigació AfricaInEs, ha viscut durant 2 anys a la ciutat yemení de Sana'a, on ha treballat com a investigadora especialitzada en moviments de dones. La interessantísima comunicació transcrita en aquest post va ser presentada el 9 de febrer de 2012 al Euro-Mediterranean University Institute (EMUI) de la Universidad Complutense de Madrid. En ella, la investigadora exposa la seva anàlisi sobre la participació de les dones en la revolució de Yemen, els seus èxits i canvis socials i les seves derrotes i decepcions.

Un important document que posa en relleu la greu situació de les dones el país de les quals, en el darrer índex de desigualtat de gènere, (IDH-IDG 2011), que mesura la pèrdua d'èxits en 3 dimensions del desenvolupament humà: salut reproductiva, apoderament i mercat laboral, a causa de la desigualtat entre homes i dones, ocupa la darrera posició. És a dir, de 146 països, ocupa el número 146.

Movimientos de mujeres en Yemen en el contexto de las Primaveras Árabes

Yemen es uno de los países más empobrecidos del mundo. Casi la mitad de la población yemení vive con 2 dólares o menos al día y un tercio sufre de hambre crónica. Yemen ocupa la posición 154 sobre los 187 países evaluados en el último Índice del Desarrollo Humano del PNUD (IDH 2011), con un valor de 0,462*.

Es también uno de los países más desiguales en términos de género y del empoderamiento de las mujeres. En el último Índice de Desigualdad de Género (IDH-IDG 2011), Yemen se clasifica en la última posición, es decir la 146 sobre 146 países evaluados, obteniendo un valor de 0,769**. Además de los altos índices de pobreza y de desigualdad de género, Yemen destaca por sus niveles elevados de corrupción, analfabetismo, desempleo, riesgos terroristas y conflictos armados, y por tener una creciente población mayoritariamente joven, sin oportunidades ni recursos para lograr un nivel de vida digno, creativo y valorable en términos del desarrollo humano. Esta situación ha contribuido a un descontento social, que inspirándose en los alzamientos populares de Túnez, estalló en enero de 2011 en protestas y manifestaciones callejeras para reivindicar reformas político-sociales y poner fin a los 33 años de presidencia de Ali Abdullah Saleh. Dicha sublevación popular se prolongó en tiempo, convirtiéndose en una verdadera revolución.

Es una revolución que todavía está en proceso, ya que hasta ahora se han logrado a implementar solamente algunas demandas de la sociedad civil. Entre los cambios más importantes destaca la dimisión del presidente Ali Abdullah Saleh y la transformación pacífica del poder político según el acuerdo del compromiso entre los partidos de la oposición y el parido del antiguo régimen. No obstante, todavía hay demandas importantes de la revolución que no se han conseguido, con lo cual las protestas continúan en las calles. La gente pide, ente otras cosas, la implementación de la justicia y la prosecución del antiguo régimen por los crímenes cometidos durante la revolución. El acuerdo de transición respaldado por el Consejo de Cooperación del Golfo, que fue firmado por el presidente Alí Abdulah Saleh el día 23 de noviembre de 2011, estipulaba su dimisión y el traspaso pacífico del poder a cambio de la inmunidad para el y para sus colaboradores. De acuerdo con esta estipulación, el 21 de enero de 2012 el parlamento yemení votó a favor de una ley que garantizaba la inmunidad total para Alí Abdulah Saleh y la inmunidad parcial para los casos de sus colaboradores políticos. Fue una ley muy criticada tanto por las organizaciones de los derechos humanos como por las Naciones Unidas, ya que se contradice con la ley internacional que estipula que la amnistía no puede concederse en los casos de crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra o la violación grave de los derechos humanos. Todo esto se ha dado en Yemen. Miles de personas han sido asesinadas, disparadas o torturadas a manos de las fuerzas armadas del antiguo régimen durante la revolución. La tragedia humana y el dolor, así como la insatisfacción por los cambios implementados hasta ahora y la marginalización de algunos grupos políticos (el movimiento del Sur, los Hutís y los jóvenes) del actual diálogo nacional, hace pensar en las etapas siguientes de la revolución, y en una posible radicalización de algunos sectores políticos.

Lo que me interesa destacar en esta presentación son las fases de la revolución que ya se han completado. La revolución como una manifestación espectacular de los cambios sociales. La revolución que supone un cambio radical, una ruptura con el pasado, una transformación en las estructuras y en el modo del funcionamiento de una sociedad, así como los cambios en la vida cotidiana, en la mentalidad y en el posicionamientos de los miembros de esta sociedad. La revolución que refleja también el protagonismo y la movilización masiva de diversos sectores de la sociedad, así como su capacidad de transformarse a sí misma de una manera radical y en un tiempo excepcionalmente corto.

En este contexto, me interesa estudiar hasta qué punto los cambios político-sociales que tuvieron lugar durante la revolución, han afectado también a las transformaciones de los roles y las relaciones de género tradicionales. ¿Qué papel han jugado las mujeres en la revolución yemení y qué significado ha tenido para ellas esta revolución, y para el movimiento de mujeres en Yemen en general?

Voy a argumentar que las mujeres han jugado un papel determinante en la revolución yemení. Y que la revolución ha tenido un impacto importante en su empodermiento, tanto a nivel individual como el colectivo. Durante la revolución se han observado algunos cambios sociales a nivel de la mentalidad de la gente, manifestándose en sus respuestas a las preguntas emergentes que se lanzaba en los debates públicos. Por ejemplo: si la sociedad yemení está preparada y dispuesta a elegir y ser gobernada por una mujer – presidenta. También se han observado cambios en algunas actitudes de la sociedad durante la revolución. Por ejemplo, se han trasgredido algunas tradiciones vinculadas a las normas de género tradicionales, y éstas han sido aceptadas sin ningún reproche. Antes de la revolución, por ejemplo, era impensable ver a una mujer soltera y joven de una conocida "buena familia” en el exterior participando en alguna actividad compartida con los hombres después de la oración del magrib (después de la puesta del sol). Más aún, era completamente inimaginable que las mujeres en Yemen pudiesen acampar en las calles y las plazas públicas para manifestarse y expresar su compromiso político con la revolución. Eso era inimaginable, porque se trataba de pasar la noche en una tienda de campaña situada a una distancia minima de la zona donde se alojaban los hombres, que muchas veces no eran ni siquiera sus familiares.

Desde el principio de la revolución, las mujeres en Yemen no sólo han acampado y han participado de manera activa en todo el proceso de las protestas y las marchas callejeras, sino que también se han convertido en las verdaderas protagonistas y en la cara visible de la revolución yemení. Basándome en los datos de mi investigación, y concretamente en los testimonios de algunas activistas y jóvenes, puedo afirmar que las mujeres han jugado un rol fundamental en la convocación de la revolución yemení. Más aún, la participación de las mujeres se ha visto como un símbolo de la fuerza y del cambio radical que se reivindicaba en la revolución. Desde el principio de las protestas, la revolución ha tenido una cara visible y fue la cara de una mujer - Tawakkul Karman, conocida en Yemen como la madre de la revolución.

El 7 de octubre de 2011, esta periodista y activista por los derechos humanos, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz, «por su batalla no violenta a favor de la seguridad de las mujeres y de su pleno derecho en la plena participación de la obra de construcción de la paz». Con este nombramiento se destacó no sólo a la primera mujer árabe y la única persona de nacionalidad yemení con un premio Nobel, sino que también se dio simbólicamente el reconocimiento internacional al liderazgo de las mujeres en las primaveras árabes. Tawakul es el ejemplo de la generación joven de mujeres y activistas en Yemen, que rompen con los modelos de género tradicionales y que lideran la plena integración de las mujeres en la vida pública y política del país. Es importante destacar que el liderazgo político de Tawakul Karman y su lucha por los derechos humanos resulta desafiante también hacia la ideología islamista y conservadora de su partido político, el Islah, que siempre se ha mostrado ambivalente en cuanto a la participación femenina en la política, siendo bastante restrictivo respecto a la nominación de las mujeres como candidatas en las elecciones.

Por estas cuestiones político-culturales, las mujeres van a proseguir una doble lucha a lo largo de todo el proceso de la revolución. El cambio que pidan será interpretado como una revolución cultural de género dentro de la revolución nacional yemení. Por un lado, las mujeres han luchado por los objetivos comunes a todos los grupos presentes en la revolución, es decir, por el cambio del régimen. Y por otro lado, se han visto obligadas a salir a las calles para denunciar su discriminación y lanzar algunas demandas vinculadas a su propia agenda de mujeres, una agenda política construida durante la revolución en sus propios espacios de encuentro. Las mujeres, por lo tanto, han participado en las marchas anti-régimen junto con los hombres o en los movimientos paralelos en las calles de las grandes ciudades de Yemen. Pero también han convocado sus propias marchas de protesta, denunciando su discriminación y desigualdad.

Uno de los acontecimientos más conocidos tuvo lugar el 15 de abril de 2011, cuando el Presidente Ali Abudulah Saleh pronunció un discurso en el que sugería que la mezcla de los sexos en la Plaza del Cambio estaba prohibida por el Islam. La breve propaganda mediática, que acompañó a este discurso, sugería que las activistas femeninas que participaban en la revolución, eran las mujeres malas, perdidas, las escandalosas y de una reputación cuestionable. Los hombres que permitían su participación en el movimiento revolucionario, actuaban en contra de las normas del Islam. El polémico discurso, contextualizado políticamente y culturalmente, ha sido interpretado como una estrategia del presidente para dividir a sus oponentes, apelando a su sensibilidad religiosa y de género. El Islam y las mujeres, como en tantas otras ocasiones, han sido utilizadas de nuevo como un arma político del poder. El intento de deslegitimar y desacreditar a las mujeres revolucionarias, demuestra también el temor del régimen por el alcance de su participación, su liderazgo y su importancia en la revolución. Su influencia y su visibilidad se ha convertido en un peligro real para el régimen y el antiguo sistema patriarcal. La respuesta de las mujeres al discurso del presidente ha sido inmediata, multitudinaria y de una importancia sin precedentes (incluso el asunto ocupó las portadas de todos los periódicos nacionales). Las mujeres salieron a las calles no sólo para denunciar el uso político del Islam y su deshonra por el presidente, sino también para reivindicar sus derechos de plena ciudadanía. La protesta de las mujeres ha sido tan abrumadora, que el mismo presidente tuvo que desdecirse, y asegurar públicamente que las mujeres en Yemen tienen pleno derecho a participar en la vida política en igual condiciones que los hombres.

Desde el principio de las revueltas, las mujeres han tomado el liderazgo y han participado activamente en todo el proceso de la revolución, en las movilizaciones, negociaciones, formulación de demandas, captación de fondos y otras modalidades de soporte para las protestas y las sentadas. Aunque es cierto que su presencia en las calles nunca ha alcanzado el numero masivo de los hombres, hay que tener en cuenta y sumar a todo ello sus manifestaciones de lucha y protesta desde sus lugares de enunciación propios. Desde sus espacios femeninos y de menos exposición pública, desde sus casas y lugares de trabajo, desde sus ordenadores y blogs, y desde los espacios de encuentro femeninos, las mujeres han apoyado la revolución de manera constante y significativa en su rol de lideresas, trabajadoras profesionales y como activistas políticas. Además, su participación desde su rol reproductivo, como madres, esposas, hermanas o amas de casa, ha sido fundamental. Las mujeres diariamente han suministrado el combustible de la revolución, es decir la comida y la bebida para las personas que vivían en las “ciudades de las tiendas de campaña” o los que marchaban en las calles. Además, con la cada vez más inadecuada provisión del Estado en materia de servicios básicos como agua, electricidad o combustible, las mujeres han sido no solamente las que más han sufrido, sino quienes han asumido la responsabilidad de distribución de los escasos recursos para asegurar la supervivencia de los hogares. Han sido las mujeres quienes, como extensión de su rol doméstico, han asumido la responsabilidad para la formación y la organización de los grupos de protesta a nivel local en contra de esta situación de pobreza y privación de los recursos básicos, y han luchado para organizar a sus vecindarios. También fueron las mujeres las que se han manifestado a favor de una revolución pacifica, y han pedido en tantas ocasiones que no se utilizase las armas. Las mujeres siguen denunciado la violencia y la injusticia de la ley de inmunidad para el régimen, porque también son ellas las que más sufren a causa del asesinato y la incapacitación por el régimen de sus esposos, padres y hermanos, los que en la mayoría de los casos eran los únicos sostenedores económicos de la familia.

Las mujeres también han sido víctimas mortales de la violencia y los conflictos armados durante la revolución. A pesar de que apuntar con armas hacia las mujeres en Yemen está en contra de los códigos tribales y las costumbres locales. El 16 de octubre de 2011, unos días después de que se conoció la noticia sobre Tawakul Karman como ganadora del Premio Nobel de la Paz, la primera mujer fue asesinada a propósito con un disparo en la cabeza a manos de un francotirador durante una marcha de protesta en Taíz. La victima, Aziza Othman Kaleb se ha convertido en la primera mujer –mártir de la revolución. A partir de entonces, hay más mujeres que mueren ya no como victimas casuales de la población civil, sino que son asesinadas con premeditación y de un modo selectivo, por ser consideradas un verdadero peligro para el régimen y el sistema de dominación masculina. No es algo nuevo, ya que el patriarcado siempre ha utilizado la violencia como arma contra las mujeres. La importancia de las mujeres- victimas morales de la revolución ha sido de tal consideración dentro de la cultura yemení, que el 18 de Noviembre 2011, los grupos opositores al régimen convocaron y nombraron este viernes, el día del rezo musulmán, como el Viernes de las Mujeres Mártires de la Revolución ("Friday of Female Martyrs of the Revolution”) para honrar a las mujeres revolucionarias.

Concluyendo, la participación de las mujeres en la revolución yemení, dentro del contexto de las Primaveras Árabes, forma parte de la trayectoria histórica de los movimientos de mujeres contemporáneos en Yemen. Con una agenda de acción propia, sus expectativas emancipatorias se han incrustado siempre en las dinámicas sociales e históricas específicas. Dentro de estos procesos las mujeres han sido capaces de formular sus propias estrategias de resistencia y cambio, incluyendo las reivindicaciones de sus derechos específicos y renegociando los nuevos roles sociales y libertades particulares. Las narrativas históricas de sus itinerarios emancipatorios reflejan los discursos y los códigos de género que han condicionado sus vidas y sus opciones, así como han determinado sus respuestas colectivas para negociar los cambios y alcanzar mayores cuotas de derechos y de autonomía. Las mujeres en Yemen siempre han luchado por sus derechos y por el reconocimiento de su estatuto desde sus lugares de enunciación, desde sus vivencias de género y aprendizajes cotidianos, y desde sus espacios de poder, formulando las estrategias que plantean formas de relacionar lo «tradicional» y lo «moderno», desafiando la consideración antitética de ambos términos.

La experiencia de las mujeres como lideresas en la revolución ha sido totalmente transformadora para el colectivo femenino. El Premio Nobel de la Paz de Tawakul Karman, sin duda, ha permitido reafirmarlas en este rol, reconociendo su importancia en los procesos de cambio y en la formación de un Estado democrático. Alguien que ha pasado por una experiencia de empoderamiento de este tipo no quiere volver atrás. Las mujeres piden el cambio, y eso es algo que ha reforzado al movimiento de mujeres en Yemen.

Hasta ahora el movimiento de mujeres se ha visto bastante fragmentado, lleno de conflictos, pero también se ha observado su capacidad de unión, a pesar de las diferencias, para incidir en un cambio político y estructural en términos de las transformaciones de género. La participación de las mujeres en la revolución yemení ha sido el ejemplo de que hay grupos femeninos y feministas dispuestas a unirse en torno a los mismos objetivos, manteniendo la diversidad del movimiento, que está formado por mujeres activistas, independientes y de partidos políticos, de edades y procedencias sociales diferentes, con niveles económicos y de educación distintos, de ocupaciones variadas, etc. La representación renovada de las mujeres abre asimismo un nuevo capítulo en la historia de los movimientos de mujeres en Yemen.

Aunque el movimiento de las mujeres ha salido fortalecido de la revolución, y que ha obligado a las mujeres a establecer un diálogo interno para reevaluar y repensar sus recursos y sus estrategias de resistencia y de lucha, y diseñar su propia agenda política para el periodo de la transición y en la era post-Saleh. A pesar de todo esto, los cambios reales no son fáciles de implementar.

El acuerdo de transición del poder, firmado por el presidente Alí Abdulah Saleh el día 23 de noviembre de 2011, ha recogido la obligación de asegurar una representación femenina en el nuevo gobierno y en todas las instituciones mencionadas en el documento. En las versiones anteriores del borrador se sugería un mínimo del 20% de cuota para las mujeres en el nuevo gobierno. No obstante, en la versión oficial esta garantía se redujo a unas palabras ambivalentes que sugieren sólo una “representación apropiada” de las mujeres en el gobierno. Las analistas sospechan que fue el Islah el que empujó para que la especificación del 20% de la representación femenina desapareciera del documento final. La expresión de la “representación apropiada” permite muchas divagaciones. Pues ¿quién va a decidir lo qué es lo apropiado para las mujeres: ¿los hombres del Islah o las activistas feministas de Yemen? Sus visiones sobre la participación política de las mujeres representan dos extremos ideológicos.

Como en tantas otras ocasiones a lo largo de la experiencia histórica, las mujeres han sido bienvenidas en la revolución de una manera excepcional, y su liderazgo ha sido recibido sin ninguna objeción mayor por parte de sus compañeros masculinos. Se necesitaban a las mujeres para la causa de la revolución. No obstante, una vez lograda la victoria, cuando pasamos a las etapas post-revolucionarias, donde la política implica el reparto del poder, todo cambia. Los puestos de poder son limitados y eso implica una lucha por el reparto del poder y el control sobre los recursos.

A pesar de que las mujeres de ambos lados, de la revolución y las que han apoyado al antiguo régimen, han participado activamente en los debates sobre el pasado, el presente y el futuro de Yemen, y han tomado parte activa en las acciones políticas. Han sido tratadas como expertas y lideresas durante la revolución. Han sido bienvenidas para expresar sus opiniones y sus programas del cambio político-social públicamente, en frente de las cámaras o en frente de la muchedumbre masculina. Cuando tocó el reparto del poder, su representación no ha aumentado de manera significativa. Al formar el gobierno de unidad nacional mediante el decreto nº 184, de 7 de diciembre de 2011, tan sólo tres mujeres han sido incluidas en el nuevo gabinete, de un total de 35 miembros; a saber: Houria Ahmed Mashhour - Ministra de Derechos Humanos, Amat al-Razzaq Hummad - Ministra de Asuntos Sociales y Trabajo, y Jawhara Hamoud Thabet - Ministra de Estado para Asuntos del Gabinete.

Las mujeres han sido decepcionadas, porque está claro que la situación de exclusión y de discriminación de las mujeres no va a cambiar sin la representación adecuada de las mujeres, comprometidas con el tema de género, en las estructuras de poder. No obstante, el movimiento de mujeres no ha sido pasivo. Las mujeres se están movilizando para presionar y demandar una representación del 30% en el poder y en todas las comisiones de trabajo durante los dos años del periodo de la transición política, estipulado en el acuerdo del 23 de noviembre. El 28 de enero de 2012, casi 100 mujeres, representantes de diversos sectores políticos y de la sociedad civil, se han convocado en Sana´a para preparar una estrategia política y definir las prioridades de consenso de los grupos femeninos, para poder avanzar en su lucha feminista por la implementación de los derechos de las mujeres en Yemen. El 8 de marzo 2012 se ha convocado la , con el fin de poder avanzar en este campo. El movimiento de mujeres en Yemen después de la revolución se ve como un movimiento más consolidado y consciente de su protagonismo, lo cual es necesario para liderar el cambio social, y se tiene presente su reto para influir e incidir en el desarrollo humano sostenible, en la equidad de género y en la democracia participativa y paritaria en Yemen.

* El Índice del Desarrollo Humano del PNUD mide tres dimensiones del desarrollo: salud educación y estándar de vida; a través de la combinación de cuatro indicadores: esperanza de vida, años de escolarización previstos y promedios, así como ingresos nacionales brutos per cápita.

** El Índice de Desigualdad de Género del PNUD mide la pérdida de logros en tres dimensiones del desarrollo humano: salud reproductiva, empoderamiento y mercado laboral, debido a la desigualdad entre hombres y mujeres.

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Les Revolucions Àrabs s'obliden de les dones

Hoda Badran, presidenta de Alliance for Arab Women, exposa en aquest article els retrocessos socials que estan patint les dones dels països immersos en el que s’ha anomenat Primavera Àrab. Després d’haver participat activament en les revolucions dels seus països, les seves condicions de vida es retrotrauen a escenaris socials més precaris, encara, que abans d’aquestes “revolucions”. Patriarcat i militarisme continuen estretament units, especialment en països com Egipte, i necessiten de la submissió de les dones als seus designis per poder sobreviure com a força dominant.   




EL RETROCESO DE LA PRIMAVERA ÀRABE PARA LAS MUJERES

EL CAIRO - Este verano, cuando el polvo de las revoluciones de la Primavera Árabe comienza a asentarse, las mujeres –que lucharon codo a codo con los hombres contra la tiranía– se están viendo marginadas y excluidas de la toma de decisiones. A pesar de las nuevas libertades defendidas por los revolucionarios, se las sigue viendo como subordinadas a los hombres.

En Túnez, una masiva protesta llamó a todas las mujeres a usar velo; las profesoras de religión que no lo llevaban sufrieron acosos y persecuciones. La turba gritaba a las manifestantes tunecinas que volvieran a la cocina, “el lugar al que pertenecen”. También en Egipto han ganado impulso las fuerzas conservadoras, exigiendo políticas –en particular reformas a la legislación sobre la familia– que representarían un gran retroceso para las mujeres.

Perspectivas sombrías.
Enojadas y alarmadas por estos acontecimientos, las mujeres árabes se han visto obligadas a defender sus derechos. En abril de 2011 lograron que se promulgara una ley de paridad electoral, gracias a la que ganaron 49 de los 217 escaños parlamentarios en las elecciones de octubre pasado. Sin embargo, en Egipto sus perspectivas parecen más sombrías, porque no pudieron mantener el sistema de cuotas previo a revolución, que les había dado 64 escaños parlamentarios.

Ese sistema fue sustituido por una nueva ley electoral que obliga a los partidos políticos a incluir al menos una mujer en sus listas de candidatos. Pero casi todos los partidos incluyeron a sus candidatas al final de las listas; como consecuencia, apenas nueve mujeres resultaron electas. El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (SCFA), la junta de Gobierno, nombró a dos mujeres más, con lo que la proporción de mujeres parlamentarias llegó a alrededor del 2%.

Los grupos islamistas alcanzaron la mayoría en los parlamentos de Túnez y Egipto. En Túnez se acaba de presentar un proyecto de ley que refleja una interpretación restrictiva de la sharia (ley islámica), en especial sobre la condición de las mujeres. Y parece haber una clara intención en muchos países árabes de permitir la poligamia sin restricciones, incluso aquellos donde estaba prohibida antes de la Primavera Árabe.

En Egipto, las cosas son más complicadas. El SCFA, temeroso de un golpe de estado islamista antes de las elecciones presidenciales, disolvió el Parlamento en junio, tras una decisión judicial que ellos (y el tribunal) insisten que se debe obedecer. Pero el nuevo presidente, Mohamed Morsi de los Hermanos Musulmanes, ha vuelto a convocarlo.

Con anterioridad, el comité legislativo del Parlamento recibió una propuesta de reducción de la edad legal de las niñas para casarse de 18 a 12 años. No hace falta decir que esto limitaría seriamente su acceso a la educación, por no hablar de otras consecuencias perjudiciales.

Igualdad en la lucha.
Una potente característica de la revolución egipcia fue la igualdad entre los diferentes actores que le dieron inicio. Nadie intentó hacerse con el liderazgo. La lucha por el poder enfrentó a las fuerzas del régimen de Hosni Mubarak con el pueblo, incluidas las mujeres, que exigía libertad, dignidad y justicia social en las calles y plazas.

Pero hoy las cosas son muy diferentes. La oposición, que antes había enfrentado unida al régimen de Mubarak, se ha fragmentado: cada facción defiende sus propios intereses y promueve su propia versión de los objetivos de la revolución. Los dos actores más importantes (el ejército, representado por el SCFA, y los islamistas, que incluyen a los Hermanos Musulmanes y los salafistas) están rodeados de partidos políticos menores, coaliciones de jóvenes y otros grupos.

Desafortunadamente, la posición política de las mujeres es débil. Se ha reestructurado el Consejo Nacional de la Mujer, hay una nueva Unión Feminista Egipcia, y ha surgido una serie de coaliciones formadas por las ONG feministas. Pero se encuentran lejos de estar lo suficientemente organizadas como para colaborar con eficacia.

Alternativas.
Hoy parece haber dos posibles alternativas para la situación futura de las mujeres en Egipto, ninguna de ellas muy esperanzadora. En la primera, el SCFA –que, además de disolver el Parlamento, despojó a la presidencia de la mayoría de sus poderes para debilitar a sus rivales– sigue gobernando el país bajo el sistema militar iniciado en 1952, cuando Mohamed Naguib y luego Gamel Abdel Nasser se hicieron con el poder .

El militarismo y el patriarcado están inextricablemente vinculados, y ambos ven la masculinidad como lo contrario de la femineidad. Si los soldados (y, por extensión, todos los hombres “de verdad”) son fuertes y decididos, se supone entonces que las mujeres deben ser la antítesis de esos atributos: pasivas, obedientes y necesitadas de protección como “buenas” esposas, hermanas y madres.

La segunda posibilidad es un régimen islamista: Morsi negocia con el SCFA la transición a un gobierno civil, los islamistas siguen manteniendo el predominio en un parlamento restablecido y la nueva constitución crea un estado teocrático. La mayoría de los islamistas egipcios, en particular los que regresaron del exilio en Arabia Saudita, adhieren a la secta wahabí, con sus severas restricciones a las mujeres, lo que implica condiciones mucho peores que las que había antes de la revolución.

Entre otras cosas, la nueva ley haría de la poligamia la regla, no la excepción, y privaría a las mujeres de igualdad de derechos frente al divorcio. Los islamistas también podrían imponer el velo, y más tarde el niqab. Las activistas mujeres se verían obligadas a emprender ingentes esfuerzos para impedir que se cierna sobre el país semejante manto de injusticia.
Lamentablemente, ni el SCAF ni Morsi propugnan el tipo de régimen liberal que daría a las mujeres la oportunidad de asumir los roles de liderazgo que tradicionalmente se les han negado. El único rayo de esperanza que queda para la igualdad y la dignidad de la mujer en Egipto es que todos quienes buscan un régimen de este tipo se unan y vuelvan a intentar hacer realidad la promesa democrática de la revolución egipcia. 

Hoda Badran
es presidenta de la Unión Feminista Egipcia.


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