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Amy Goodman

Periodista, investigadora, escritora... Ha demostrado que SÍ es posible la independencia de los medios de comunicación y ha dado voz a lxs excluídxs en los mass media. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Vandana Shiva

Doctora en física, filósofa, activista por la justícia global y la soberanía alimentaria... Ha demostrado que SÍ es posible la producción sostenible y plural de alimentos. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Tawakkul Karman

Periodista, política, activista por los Derechos Humanos... Ha demostrado que SÍ se puede luchar desde el pacifismo por la Revolución política, social y de género en Yemen. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Joumana Haddad

Poeta, traductora... Ha demostrado que SÍ se puede trabajar por la secularización de la sociedad, la libertad sexual y los derechos de las mujeres en Líbano. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Leymah Gbowee

Trabajadora social, responsable del movimiento que pacificó su país en 2003... Ha demostrado que SÍ es posible la Paz en Liberia y que las mujeres son sus constructoras. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Ada Colau

Filósofa de formación y miembra visible de la PAH... Ha demostrado que SÍ es posible hacer frente a la ilegitimidad de las leyes movilizando a la sociedad pacíficamente. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Marama Davidson

Activista por los derechos del pueblo maorí... Ha demostrado que SÍ es posible identificarse con la idea universal de la descolonización del Planeta. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Teresa Forcades

Doctora en salud pública, teóloga... Ha demostrado que SÍ es posible un discurso humanista, feminista y combativo por la justícia social dentro de la Iglesia Católica. SIN ELLA NO SE MUEVE EL MUNDO.

Sheelah McLean, Nina Wilson, Sylvia McAdam y Jessica Gordon

Fundadoras del movimiento Idle No More... Han demostrado que SÍ es posible mobilizar a la sociedad en defensa de los derechos de los pueblos autóctonos en Canadá. SIN ELLAS NO SE MUEVE EL MUNDO.

12 de diciembre de 2013

La violencia contra las mujeres como arma estratégica del poder en la guerra social

Artículo publicado en PERIODISMO HUMANO traducido por Fátima Fafatale

La violencia contra las mujeres a menudo ha sido utilizada como un arma de guerra, con la intención de castigarlas, humillarlas y deshumanizarlas, pero sobre todo, con la intención de reprimir y destruir por todos los medios posibles el grupo al que pertenecen.

En los conflictos armados, esta violencia ha sido durante mucho tiempo asimilada a un signo de dominación más que a una herramienta de destrucción.

Sabemos también que en tiempos de paz, las violencias contra las mujeres pasan sobre todo por ser actos individuales de hombres violentos, y no por armas de destrucción “estratégicas”.

Y bien, ¿Qué diríais si en la situación de crisis exacerbada que sacude Grecia, la violencia contra las mujeres se estuviera convirtiendo en un arma en manos del poder?

En efecto, en los últimos tiempos, los casos de tal violencia se multiplican en Grecia. Es el ejemplo de cuatro manifestaciones emblemáticas:

La primera y ¿más reciente? ha tenido lugar a principios de noviembre de 2013 ante las cámaras, prácticamente en directo, cuando las fuerzas especiales de la policía griega (MAT), quisieron impedir a dos diputadas entrar en el edificio de la Radiotelevisión Pública (ERT), que acababa de ser ocupado por la policía, y las acorralaron contra el portón de entrada de hierro forjado. Las dos diputadas de la oposición parlamentaria, Zoe Konstandopoulou, de Syriza, y Rachel Makris, del partido ‘Griegos Independientes’, fueron muy maltratadas. Especialmente Zoe Konstandopoulou, que fue conscientemente asfixiada y estuvo a punto de morir, ha demandado a sus agresores por intento de asesinato. Y todo esto, porque las dos diputadas querían simplemente ejercer su derecho constitucional de entrar en la Radiotelevisión Pública para impedir el montaje policial (destrucción de material, etc.) que tenía como objetivo ¿ir contra? la lucha de los trabajadores.


La continuación de este suceso es muy elocuente y viene a confirmar nuestra tesis. Al día siguiente, el gran periódico pro-gubernamental ‘TA NEA’, lanzaba una violenta campaña ultra-sexista contra las dos diputadas, publicando una viñeta en portada que presentaba a las dos diputadas… haciendo striptease bailando en una barra ante un público de clientes masculinos habituales de este tipo de locales (ver viñeta). En la leyenda del “dibujo” se podía leer este supuesto intercambio entre dos clientes: “A la derecha está Raquel y a la izquierda Zoe. ¿Y es que ellas hacen también otra cosa? He oído que también emprenden acciones legales. Pero mejor vamos a preguntar al chico”…

La segunda ha dado lugar a un auténtico linchamiento público, acrecentado por las cadenas de televisión, de mujeres seropositivas, algunas de ellas prostitutas. En plena campaña electoral, dos ministros socialdemócratas, tristemente célebres por su papel en la represión salvaje de las manifestaciones contra la Troika y el desmantelamiento del sistema de Sanidad, animaron a la población a denunciar para detener a las que, según los ministros, “constituyen una bomba de relojería sanitaria”, “contaminan a la sociedad con enfermedades contagiosas” y matan de sida a “los padres de familia griegos”.

La tercera manifestación de esta violencia ha tenido como víctimas a las decenas y decenas de mujeres -¡incluso abuelas!- de los alrededores de Skouries, en el norte de Grecia, que se oponen a la sociedad canadiense Eldorado y su proyecto de extracción de oro de la región. Desde hace meses, las fuerzas especiales de la policía, por órdenes directas de su ministro, hacen de las mujeres de los pueblos de los alrededores el blanco prioritario de una represión feroz y en masa que ya ha desembocado en el encarcelamiento de algunas de ellas y en la acusación por… crímenes de aún más (ver las fotos). No es casualidad que esta campaña de represión sin precedentes enmarcada en la imposición del estado de excepción en una región habitada por pacífica/os campesina/os se pretende -a decir de sus responsables- que sea ejemplar con la intención de prevenir la multiplicación de estos actos de “desobediencia civil”. Y evidentemente, no es casualidad que esta “represión ejemplar” se ejerza prioritariamente contra las mujeres de esta población local a la que ha hecho destruir cueste lo que cueste.


Y la cuarta manifestación, el episodio tristemente célebre del diputado del partido neonazi Kassidiaris, que golpeó “en directo” a dos diputadas de izquierda durante una emisión transmitida durante la campaña electoral de la pasada primavera. Este acto de violencia, en lugar de suscitar la indignación y la reprobación, suscitó por el contrario una gran ola de simpatía popular y contribuyó al éxito electoral de Amanecer Dorado.

¿Qué está pasando?

Pensamos que se trata de un nuevo mal que empieza a aparecer. Esta violencia nos lleva a pensar en las violencias exacerbadas contra las mujeres en las guerras étnicas. La violación de mujeres por parte de hombres del bando contrario muy a menudo debe analizarse no como el efecto de un deseo masculino “incontrolable”, sino como parte de una estrategia de conflicto, de combate, en la que las mujeres representan biológica y simbólicamente la integridad de la etnia o de la nación a combatir. Y que hay que destruir. En nuestro caso, es evidente que no estamos en presencia de  una violencia nacionalista con motivo de una limpieza étnica. Estamos en presencia de un conflicto de una naturaleza diferente, de otra guerra, de una guerra social, ¡de una lucha de clases!

En suma, humillar a las dos diputadas identificándolas con bailarinas de stripteaseno significa solamente que dedicarse a la política es ante todo un derecho de los hombres y no de las mujeres. Significa, más vulgarmente, que el papel que ¿se le deja? a la mujer es ante todo estar siempre disponible para ser ¿follada?, poseída y gobernada por los machos.

Igualmente, lapidar a las mujeres seropositivas, criminalizarlas, satanizar su sexualidad, presentarla como una “amenaza” para la ley y el orden que debe reinar en nuestras sociedades, esta amenaza se parece a la que siempre han representado las “clases” que estos señores llaman desde hace casi dos siglos “peligrosas”. Mismo lenguaje, misma  demonización y misma represión…

Así pues, hacer de la misoginia, el odio contra las mujeres, la violencia contra las mujeres y sus derechos un arma de guerra no debería extrañar en la medida en que todas las políticas de quienes mandan en estos tiempos de la Troika triunfante apuntan también a hacernos volver a los peores momentos del capitalismo más salvaje y bárbaro del siglo XIX. Exactamente a una época durante la cual las mujeres no tenían prácticamente ningún derecho…

El hecho de que asistamos a la puesta en marcha de un auténtico ataque frontal, de una verdadera guerra de dimensiones históricas contra la inmensa mayoría de la/os ciudadana/os  (asalariada/os, pobres, parada/os, pensionistas, jóvenes, “diferentes”, inmigrantes, minorías…) debería explicar esta transformación de la violencia contra las mujeres en una verdadera arma que poder y pudientes utilizan en masa y cada vez más frecuentemente. Como en los casos de violaciones en masa que sirven a los limpiadores étnicos para hundir la moral del pueblo víctima y someterle definitivamente, la violencia contra las mujeres ejercida por poder y pudientes en tiempos de guerra social tiene en la actualidad exactamente los mismos objetivos: hundir la moral, romper el tejido social para someter no solamente a las mujeres -que son evidentemente el primer objetivo- sino a todas las víctimas, hombres incluidos, de sus políticas inhumanas y neoliberales.

1 de diciembre de 2013

Pelo bueno, pelo malo

55,000 salones de belleza femenina han hecho de esta pequeña empresa la segunda más numerosa de la República Dominicana, después de los colmados, que se cifran en 65.000. La obsesión por desrizarse el cabello ha llevado a las dominicanas a invertir entre un 10 y un 12% de sus ingresos mensuales en la transformación de su "pelo malo" en "pelo bueno".
Miguel Parra Jiménez, el autor del documetal que reproducimos a continuación, pone de manifiesto las implicaciones raciales y las imposiciones estéticas que originan esta transformación de la imagen femenina -también de algunos hombres- en un país en el que la mayoría de imágenes publicitarias son de mujeres blancas y en el que existe una necesidad de diferenciarse de sus vecinas haitianas, convirtiendo el pelo liso en una prueba de higiene.
La administradora del blog

Te invitamos a ver PELO MALO, PELO BUENO

 

Entrevista publicada en EL TIEMPO.COM:

Uno de los miles de salones de belleza del país -punto de encuentro cotidiano de las mujeres dominicanas- es el escenario principal de este documental, donde varias jóvenes explican la importancia que tiene en el país caribeño tener el "pelo bueno" (liso), frente al "pelo malo" (rizado).

Con motivo del estreno del documental, su autor explicó algunos aspectos del trabajo, en el que se pone de manifiesto el peso que tiene entre las dominicanas la imagen de la mujer blanca de pelo liso como patrón femenino.

"Si paseas por las calles y carreteras de todo el país, el 90 por ciento de las mujeres que aparecen en los carteles publicitarios son blancas de 'pelo bueno'. Lo mismo ocurre con los anuncios insertados en la prensa", dijo Parra.

Y es que, añadió, "la imagen de la mujer blanca con el pelo lacio está vinculada a la idea de desarrollo, y si revisas cualquier suplemento social de los principales periódicos, es la piel blanca la que domina en las fotografías".

"Sí, creo que esa es la imagen que se quiere proyectar de la mujer dominicana", sentenció el realizador.

La mayoría de las dominicanas van una o dos veces a la semana al salón, donde les lavan el cabello, les aplican tratamiento, se lo peinan y, cada cuatro o cinco sesiones, además, se lo alisan.

Por todo el país es frecuente ver mujeres con redecillas o con 'rolos' (rulos) por todas partes: en las calles, en los supermercados e incluso en las iglesias.

En opinión de Parra, tras esta práctica existe la intención, "al menos, de esquivar la identidad propia, de querer ser en menor medida lo que se es".

El realizador precisó que "seguramente ningún dominicano tiene delirios a lo Michael Jackson, quizá el paradigma de negación racial, pero como dice una de las participantes en la cinta, 'a nosotras Dios nos premió con el cuerpo, a ustedes (en referencia a las personas de origen europeo y estadounidense) con el pelo'".

No está bien visto tener el pelo rizado, y en muchos ambientes se critica a aquellas que se resisten a alisárselo, como revela el testimonio de una de las mujeres que aparecen en esta filmación, quien relata el 'calvario' que ha supuesto para ella tener que aguantar todo tipo de críticas por conservar su "pelo malo".

A las que no se lo alisan, sus amigas y allegadas les preguntan si tienen problemas económicos o si tienen alguna enfermedad, y lo que es peor, se las considera antihigiénicas, y a las que llevan trenzas se les tilda de mujeres de la calle.
Parra entiende que la película refleja, por otra parte, la existencia de "una necesidad de desmarcarse del vecino Haití, con el que, históricamente, las relaciones son inestables, aunque estén geográfica, económica y socialmente condenados a entenderse".

"En el documental una chica afirma: 'yo tengo el pelo bueno, yo no soy de esa raza', mientras que otra habla de las 'mujeres de nuestro vecino país, de Haití', marcando una cierta distancia", explicó el realizador.

Por otro lado, agregó, 'Pelo bueno, pelo malo' también habla de la esclavitud de la belleza, un tema más universal, algo que antes parecía circunscribirse a las mujeres, pero que cada día más lo sufren también los hombres".

La idea de filmar 'Pelo bueno, pelo malo' surgió en 2004, cuando la productora asociada del documental, Natalia Alonso, y Miguel Expósito, coguionista del trabajo junto a Parra y Simone Bandle-Enslin, hablaron al realizador de esta particularidad dominicana.

"Nos sorprendió cómo mujeres con pocos ingresos no dejaban de ir al salón de belleza para 'desrizarse'", y ese fue el punto de arranque del trabajo, explicó Parra.

El documental, al que sus autores han querido imprimir una fuerte carga testimonial, por lo que no hay narrador, fue estrenado a principios de este mes en Santo Domingo y podría proyectarse de nuevo en el certamen 'Eurocine', que se celebrará en la capital dominicana en las próximas semanas. 


Fuente fotografía: http://rizosperfectos.blogspot.com.es/2010/06/pelo-bueno-vs-pelo-malo.html

24 de noviembre de 2013

MUJERES EN PIE DE PAZ

Carmen Magallón
Teresa Agustín a su amiga Carmen Magallón. Publicado en PERIODISMO HUMANO

En un mundo en el que todavía predomina la mirada arraigada de la experincia masculina, hablar desde las vidas de las mujeres tiene a veces rango de descubrimiento, de develamiento de un pensar y de un hacer que no son los comunes, que no han podido hacerse comunes por estar ocultos en la niebla de lo que no ha sido dicho en público

(España, 1951). Doctora en Ciencias Físicas por el programa de Historia de la Ciencia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Zaragoza. Fundó en 1993 el Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer de la Universidad de Zaragoza y es miembro del grupo de investigación Genciana. Desde su fundación, en 1984, forma parte de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz y del grupo editor de la revista En Pie de Paz (1986-2001). Desde 2003 es Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz. Ocupa el cargo de vicepresidenta de la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ).

Nos presentaron diciendo “las dos sois de Teruel” e iniciamos juntas una primera marcha contra la entrada de España en la OTAN. A nuestro lado un niño de unos cinco años corría en bicicleta: su hijo, nuestro Sergio. Había miles de personas contagiadas de la fiesta de poder decir “no” en voz alta. Nos encontramos por vez primera con la voz y la palabra, con nuestras voces y nuestras palabras en la misma nube de la calle, en ese momento que te concede la magia y una brisa te envuelve para siempre con esa otra mujer que pasará a ser una imprescindible de los caminos que tenemos la suerte de andar, a veces en el mar rojo a veces en el azul. Y hoy, incluso después de tanto tiempo y parafraseando a Yourcenar, esa mujer, pequeña, mágica, bella, y yo “aún no nos hemos aburrido”, aún seguimos compartiendo la voz y la palabra con la misma curiosidad de antaño. Aún nos disponemos a intentar cambiar el mundo y yo sigo yendo de su mano.

Entonces, yo no sabía que Carmen era tantas cosas, tan inteligente y tan brillante en todo lo que hacía y, sobre todo, tan humilde, de esa humildad que sólo he encontrado en algunas mujeres sabias, ese don de saber escuchar y de aprehender. Tiene el ángel de la vida, ese “tener ángel” del que se habla y no se ve, pero que pocos tienen. Supe que habíamos estudiado en el mismo colegio de monjas, allí aprendimos a soñar, y supongo que a sobrevivir en el frío invierno de Teruel. Nos pareció que compartir aquellas paredes y aquellas aulas y aquel trajecito a cuadros era compartir la esencia de muchas cosas, la austeridad y el esfuerzo sin límites que nuestras familias hacían para que sus hijas estudiaran y así, sin bien saberlo, intentaran cambiar el mundo aunque fuese un poquito.

La mente privilegiada de esta activista la llevó a las ciencias y se doctoró en Físicas y estudió Filosofía y Psicología. Catedrática de Física y Química, se curtió en la docencia durante muchos años y es escritora y madre y amiga e investigadora y feminista y a veces libre. Es, desde hace unos meses, miembro del consejo editorial del periódico Público. Ella vive entre la ciencia, el género y la cultura de paz y entre la vida y la literatura. Ha publicado poesía, aunque nunca lo cuenta, y ha hecho teatro y se ha inventado una y otra vez el mundo, como si “la vida fuera un largo proceso de paz que dura toda la vida”, un proceso que a veces se recorre a pie y otras andando y otras, las menos, pero ocurre, flotando.

Y llegó En pie de Paz en 1986 y produjo nuevos amores y una curiosidad por aprender y reflexionar y romper moldes, sin saber que así era y así sería hasta el 2001. Allí se crecía sin saber que se crecía, se hablaba de paz y de resolución de conflictos, de objeción de conciencia, de feminismo, de ser verde, rojo, violeta, de arco iris, de estructuras horizontales y Carmen viajaba y escribía y crecía y su arrojo por la paz nos iba convirtiendo a algunas, que como yo llegamos de otros mundos pero queríamos construir un camino de paz, llevamos a la práctica la vieja máxima de que lo privado era político. Si alguien fue En Pie de Paz, esa fue sin duda Carmen Magallón, ella representa para mí todo ese espíritu, todo ese esfuerzo y esa alegría por saber y por cambiar el mundo. En Pie de Paz es la escuela de muchos y sobre todo de muchas en un encuentro de generaciones, que inauguraba otros espacios para vivir, otra forma de querer hacer y de volver a amar.

Mujeres en Pie de Paz es el gran libro homenaje que Carmen escribió donde nos reconoce a muchas y rinde homenaje a las que fueron antes y da memoria a las que han de venir. Es un libro imprescindible que teje una red de acciones y reflexiones donde las vidas laten por sí solas. Es un reconocimiento a todas las que luchan, tejen abrigos o redes, discursos políticos y memorias. Un reconocimiento donde no falta nadie.

Carmen Magallón sabe que después de tanto tiempo, todavía hoy, hablar desde las mujeres “no sólo es un descubrimiento, sigue siendo una provocación” y Mujeres en Pie de Paz es una provocación, que habla del amor y del poder con los otros y no sobre las otras y los otros. Del resultado de organizar la vida en horizontal y no en vertical, que es lo que siempre hay. Parte de tu recorrido vital está entre estas páginas, tus páginas, y están las políticas cotidianas y el reconocimiento de mujeres que han construido también nuestro día a día. Hablo de Virginia Wolf, de Petra Kelly, de Julia Adinolfi… y colectivos más cercanos, queridas amigas de Lisístrata, Librería de Mujeres o, más lejanos que no más lejos; Greenhan Common, Mujeres de Negro o las Madres de la Plaza de Mayo y tantos otros que viven su día a día envueltos en una tela de silencio, silenciadas, que no en silencio.

La historia de las mujeres en la ciencia y el análisis epistemológico del quehacer científico y las relaciones entre género, ciencia y cultura de paz son otros de sus temas de investigación. “Para evaluar las aportaciones de la mujeres a la ciencia a lo largo de la Historia, hay que conocer cuándo y en qué contexto pudieron incorporarse a las instituciones científicas… Su presencia ha de ser revaluada aplicando un coeficiente multiplicador que tenga en cuenta cómo tuvieron que luchar contra poderosos estereotipos y derribar muchas prohibiciones para realizar sus contribuciones. ¿Hay que recordar que la universidad española sólo en 1910 se abrió a las mujeres en condiciones de igualdad?”.

Sé de este tiempo de trabajo, de esa laboriosidad inquietante y tan fructífera donde cada letra viaja al papel recubierta de vida, de intensidad y sobre todo de solidaridad y “sororidad” (sé que no puedo nombrar todo lo que hace). Mientras escribo ella me ha abrazado en el aeropuerto camino a México llena de papeles, ordenadores, y curiosidad y, eso sí, una gran maleta llena de cosas que luego no se pondrá (“odio hacer la maleta”, suele decir, y me consta). Y cuando regrese habrá mil cosas nuevas que comenzar, mil detalles retenidos en la pupila y un proyecto para volver a empezar.

Brecht hubiera dicho que es una mujer imprescindible, yo sé que lo eres, muchas lo sabemos, y desde estas palabras entrelazadas en el humilde papel te doy las gracias en nombre de todas las que intentamos vivir nuestras vidas sin olvidar las vidas de las otras y los otros, de los que están y de las que han de venir, admitiendo que el tiempo, en este largo proceso de paz que queremos sea nuestra vida, tal vez no nos ayude a entenderlo todo pero sí nos enseñe a admitirnos en nuestra igualdad y en nuestra diferencia.

Eres parte, querida y sabia amiga, de la Tierra que me da, que nos da, soporte. Gracias.

Fuente fotografía: http://www.revistafusion.com/2006/noviembre/entrev158-2.htm

3 de noviembre de 2013

Violeta Narváez y las mujeres guerrilleras en las FARC


La vida de la mujer en la lucha abarca varios matices, no es sólo heroicidad, valor, entrega. Desde la diversidad de sus posiciones en un conflicto que sobrepasa el calificativo de armado, la mujer debe enfrentar situaciones extremas que la hacen crecerse, pero que están lejos de ser el ideal de vida de cualquier ser humano.

Muchos cuestionamientos se hacen, desde afuera de la montaña, hacia políticas de las FARC-EP relacionadas con las combatientes, por ejemplo, con un tema como la maternidad o su negación.

Más allá de un argumento religioso o basado en la moral humana dominante, es necesario entender la situación particular de las mujeres vinculadas a la lucha armada.

Somos un grupo de mujeres que luchamos por la vida con dignidad, con justicia social, con igualdad; por una vida mejor, en la que las mujeres y los hombres puedan desenvolverse plenamente, sin estar obligados a empuñar las armas, a perder a sus seres queridos, a desconocer el futuro de sus hijos e hijas.

La guerrilla no solo son personas armadas, somos un ejército del pueblo, y como tal, estamos llenos de sensibilidades, de amor, de sueños, de aspiraciones personales, que muchas veces debemos dejar de lado, por la necesidad indiscutible de un cambio real en el funcionamiento de la nación en lo político, en lo económico y en lo social.

Las condiciones impuestas por un estado títere y sanguinario nos han obligado a reprimir procesos naturales en la vida de una persona, por ejemplo, el ser madre.

Cualquier persona, hombre o mujer, que asume un compromiso de lucha de estas características, debe asumir también unas condiciones distintas de vida. En el caso de la mujer, afecta sobremanera los roles sociales acostumbrados. Su papel como sustento de la reproducción de la especie se ve relegado por su participación en la construcción de una nueva sociedad.

Además de estas actividades, las guerrilleras deben asumir tareas de Partido: escribir, hacer análisis político, revisar noticias, leer materiales de formación militar, política y de cultura general, estudiarlos, entre otras tareas que varían según la ubicación de cada combatiente en una comisión, un frente o bloque determinado.

Un embarazo pone a la mujer combatiente en la encrucijada de: ¿Ser madre o ser guerrillera?

No es un tema de opresión a la mujer, de discriminación o desconocimiento de sus necesidades como ser humano: Es conciencia de que al encontrarnos en guerra, las condiciones de seguridad son siempre extremas para quienes asumen la lucha revolucionaria.

Es saber que el carácter insurreccional de nuestra lucha condiciona no solo la vida de la guerrillera, sino también, la de la nueva semilla: “Delito de sangre” le llaman, y no es más que la injusta condena, la persecución, la satanización por parte del estado a los hijos e hijas de quien lucha, por el simple hecho de ser posibles “subversivos en formación”.

Esto significa la persecución implacable, la violación a los derechos humanos, el intento de chantaje afectivo a los combatientes de la organización por medio de la amenaza, desaparición o ejecución de sus familiares.

Pero no es todo en blanco y negro, existen algunos casos en los que, por determinación de la organización, no se ha interrumpido el embarazo, estos casos se producen cuando el aborto constituye una amenaza a la vida de la combatiente, o cuando, previa consulta, la guerrillera es autorizada por la dirección para tener el bebé y hay algún familiar que pueda responsabilizarse de su crianza, siendo ya un problema pues implica entregar el hijo o la hija.

Entonces los problemas son otros, de ser hijo o hija de combatientes farianos que tengan cierta vida pública, la presión aumenta, se extiende a toda la familia, la mayoría de las veces deben salir del país, condenados al exilio, lo que no necesariamente significa que estén seguros, o felizmente realizados. Mientras tanto, pasa el tiempo, la familia dividida, cambio de identidad, una historia de vida oculta, la constante pregunta: ¿Seguirá viva?; pregunta que se hace diaria cuando luego de seis, siete meses...un año, no se tienen noticias de la que lucha.

En la montaña, la guerrillera no siempre puede tener noticias de su familia; por la misma dinámica de la guerra debe movilizarse constantemente y es difícil y peligroso, mantener un contacto.

Situaciones de este tipo no solo afectan a las guerrilleras, también implican a los guerrilleros. Las condiciones de la guerra no son las mejores para establecer una relación de pareja, mucho menos para la conformación de una familia.

Los testimonios relacionados con este tema son incontables, algunos más crueles que otros, son parte del día a día de la guerrillerada. Por eso, internamente, no se cuestiona este tipo de reglas, pues se han visto hasta los efectos más tristes.

Si la mujer decide ser madre, y no guerrillera, entonces se limita a no ser partícipe de la nueva sociedad; o debe bajar el perfil de sus actividades. Esto no es posible en todos los casos, pues de ser conocida por el enemigo, su seguridad siempre será relativa o nula.

No es la situación de las mujeres que pertenecen a la policía o al ejército. La guerrilla no es un trabajo del que te despides después de una jornada de 8, 10 o 15 horas: En todo momento estás en función de desarrollar un proceso, cuando no es para crear, es para sobrevivir. Las mujeres que están del otro lado del conflicto, del lado del Estado quiero decir, son parte de nuestra clase, pero defienden los intereses de la clase que oprime a todos y todas; eso las hace parecer mejores ante la sociedad, y el poder les da la posibilidad de cumplir la doble función de productoras de represión y reproductoras de reprimidos.

Hemos asumido plenamente nuestro compromiso con el pueblo colombiano. Unas decidieron simplemente no ser madres, otras nos pensamos como madres más allá de lo carnal, para acoger a una nación que merece ofrecer dignidad para sus hijos. Todas luchamos por una vida en la que las mujeres no tengan que abortar porque el estado las haya llevado a hacer de la guerra una forma de lucha por la vida, obligándolas a empuñar las armas: Si para construir este proyecto las mujeres actuales debemos negarnos el hermoso placer de la maternidad, creo, personalmente, que habrá valido la pena el sacrificio.

Artículo publicado en La Haine

1 de noviembre de 2013

La violencia obstetra

Excelente artículo de la periodista Alba Onrubia García, Máster en 2010 en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos (UAM) y colaboradora de Paz con Dignidad y la revista Pueblos, donde ha publicado el artículo que reproducimos a continuación.  La periodista denuncia el modelo de parto tecnocrático que prima en Brasil, pero extendido ya en prácticamente todo el mundo, en el que se antepone la eficacia y eficiencia mercantiles a los intereses de las mujeres que van a dar a luz, convirtiendo el hospital en una fábrica de reproducción de la fuerza de trabajo. Consideradas objetos y no sujetos con capacidad para protagonizar y decidir sobre su propia experiencia vital, son sometidas a un protocolo en el que no se observan las especificidades y particularidades que, como seres únicos, todxs poseemos, así como a un trato vejatorio verbal y asistencial. En muchos casos, debido a la asiduidad con la que se producen, algunos comportamientos violentos se han "normalizado". 

Así mismo, la historiadora e investigadora de origen italiano afincada en New York, Silvia Federici, en una entrevista publicada en SIN PERMISO afirmava que "Hoy en día, en Estados Unidos al menos, el parto también se ha mecanizado. En algunos hospitales, obviamente no los de lxs ricxs, las mujeres dan a luz en una línea de montaje, con tanto tiempo asignado para el parto, si exceden ese tiempo se les hace una cesárea."

Te invitamos a leer...
 La administradora del blog

La lucha social en Brasil por un parto humanizado libre de violencia institucional

Cosificadas, infantilizadas y desposeídas de cualquier toma de decisión, el cuerpo de las mujeres ha sido el campo de la batalla[1] a dominar por los distintos intereses patriarcales de la esfera pública y privada. Históricamente nos hemos visto sometidas a toda clase de imposiciones legislativas, maritales, religiosas, sociales, éticas y estéticas que nos han relegado a un segundo plano, cuando no al “exilio”, en el control sobre nuestros cuerpos.

Hoy en día sigue existiendo un gran número de esas prácticas que, mantenidas, transformadas, escondidas, aplaudidas y/o criticadas, pretenden seguir haciendo de nuestros cuerpos una disputa exógena a nosotras mismas, no sin encontrarse con las voces colectivas e individuales de los feminismos que mantienen una respuesta clara: el cuerpo es mío, yo decido. Aunque a cada paso los obstáculos y los frentes de batalla se vayan multiplicando.


Como mujeres tenemos la capacidad genética (y la presión social) de engendrar vida. El acto de parir es tan propio de la mujer que algunas personas consideran que la maternidad “es lo que hace a las mujeres auténticamente mujeres”, como se atrevió a señalar el ministro de Justicia Ruiz-Gallardón[2], en una muestra más de cómo la mujer es relegada al rol de madre. Y sin embargo, hasta en esta materia nuestra toma de decisión se ve coartada por un discurso que deliberadamente infravalora nuestra capacidad natural. Unas veces con la fe en la ciencia y la modernidad como bandera, otras evocando los fantasmas del “peligro” y otras muchas simplemente por la mecanización del proceso de parto, éste ha quedado deshumanizado y las instituciones médicas se han apoderado del derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo y sexualidad.


La violencia obstetra es una de las formas en las que la violencia de género o violencia sexual se manifiesta de manera silenciosa, cuando menos camuflada por lo ha- bitual. No tan visibilizada como la violencia en el hogar, es ejercida de igual forma por las estructuras asimétricas de poder. Durante el proceso del embarazo, parto y posparto, numerosas mujeres se ven sometidas a prácticas humillantes, violentas y vejatorias, siendo relegadas a meros pacientes sin voz, poder de decisión ni control sobre su proceso.


En este contexto, determinados agentes de la sociedad civil, como grupos feministas, casas de parto y los y las profesionales de la salud del “modelo de la asistencia basado en evidencias y no en hábitos” (que veremos más adelante), vienen denunciando desde la década de los 60 el modelo de parto tecnocrático, ya normalizado en muchas partes del mundo, donde prima el factor productivo por encima del humano. Este modelo médico ha conseguido construir una serie de mitos en torno a la eficacia y eficiencia de la ciencia médica en el proceso de parto que ha generalizado el intervencionismo. Y Brasil, donde la hospitalización se ha convertido en casi la única elección para la gran mayoría de mujeres brasileñas que quieren dar a luz, es el máximo exponente en el continente latinoamericano.


Los procesos de industrialización y “modernización” que se dieron en Brasil en lo económico a principios del siglo XX se fueron extendiendo a todas las esferas de la vida, imperando una cultura capitalista que ha calado hasta los ámbitos de la atención en la salud. El paralelismo de la fábrica con el sistema sanitario ha llevado a generar deshumanización[3]: el hospital, como centro de producción, tiene que mantener unos parámetros de eficacia y eficiencia en términos económicos que desnaturalizan a la mujer y el proceso en sí del parto.


La falta de recursos, en muchos casos, o la productividad para sacar el máximo beneficio, en otros, llevan a encorsetar lo que debería ser un proceso único de cada mujer en una pieza de la maquinaria de fabricación de bebés en serie. La estandarización del “parto modelo” más responde a la idealización de un proceso de parto fácil y rápido para el médico y el hospital que a consideraciones de salud y bienestar del feto y la mujer. De hecho, un amplio porcentaje de las prácticas que se ejercen de manera habitual en los hospitales brasileños y de gran parte del mundo han sido desaconsejadas en informes internacionales, como la Declaración de Fortaleza de 1985 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por tratarse de prácticas que, como la cesárea, la episiotomía, la administración de hormonas o la maniobra de Kristeller, no se justifican en su empleo rutinario. Hay técnicas alternativas más naturales que favorecen tanto el parto como la disminución del dolor: la movilidad libre, los masajes, el afecto, el acompañamiento de una persona querida, un entorno tranquilo…

26 de octubre de 2013

6 Escritoras japonesas que merece la pena leer. Por Ana Matellanes

Ana matellanes define su ocupación profesional de la siguiente manera: 

 "Si tuviera que resumir lo que hago en una línea, diría "Proyectos digitales, estrategia de contenidos, contenidos online, Marketing, SEO y UX."

Llevo más de diez años trabajando en comunicación, desde prensa escrita a Internet y soy especialista en contenido orientado a resultados y negocio: estrategia, planificación y creación, desde el punto de vista del medio, del cliente, y de la agencia. También he trabajado en márketing digital y UX."

En su blog KORATAI, dedicado a la literatura, la edición y el periodismo literario, ha publicado recientemente el post que repoducimos a continuación, con el cual nos recomienda la lectura de la obra de algunas de las numerosas escritoras japonesas que no han conseguido el reconocimiento del público español debido al desconocimiento de su trabajo, al contrario de los escritores masculinos japoneses que han alcanzado una gran popularidad en nuestro país.

Te invitamos a leer...

6 ESCRITORAS JAPONESAS QUE MERECE LA PENA LEER

La literatura japonesa es bien conocida entre los lectores de lengua española gracias al impulso de escritores populares como Haruki Murakami, clásicos como Bansho, Natsume Soseki, Yukio Mishima o Yasunari Kawabata, o autores de primera fila recuperados recientemente como Kobo Abe, Teru Miyamoto, Shusaku Endo o Nagai Kafu. El trabajo de editoriales como la asturiana Satori, que edita obras de grandes maestros, poetas y autores de ficción, también está ayudando enormemente a la difusión de la cultura nipona en nuestro país.

Sin embargo, en este elenco de autores son pocos los nombres de escritoras o poetas que surgen en nuestra cabeza espontáneamente. Y las hay muy buenas. A continuación recojo algunas de estas autoras; se trata de una mera selección y hay muchas que faltan en esta lista. Si te apetece aportar sugerencias, serán bienvenidas en los comentarios.

Murasaki Shikibu

Murasaki Shikibu. Si hay una escritora japonesa que merezca un lugar en la literatura universal es la dama Murasaki Shikibu (s. X),  autora de La historia de Genji (Genji Monagatari), la novela más antigua de la literatura japonesa. Esta dama del periodo Heian, también poeta, creó una de las más importantes obras de la historia literaria, caracterizada por la recreación psicológica de sus personajes y, en especial, la del príncipe Genji, hijo del emperador que busca recuperar sus derechos legítimos que le fueron arrebatados durante la infancia.

Podemos disfrutar esta obra en español gracias a las ediciones de Planeta (en sus sellos Destino o Austral) y Atalanta, que ofrece una edición basada en la versión de Royall Tyler con traducción de Jordi Fibla.
Sei Shonagon

Sei Shonagon. Contemporánea y rival de Murasaki Shikibu, Sei Shonagon (s. X) fue una poeta y dama de la corte en el periodo Heian célebre por su diario El libro de la almohada (Makura no Soshi). Se trata de una serie de reflexiones y enumeraciones sobre cosas que gustaban a la dama (plantas, insectos, temas poéticos…) y descripciones de la vida cortesana que la autora recrea con gran sensibilidad descriptiva. Frente a la épica de la autora de La historia de Genji, Sei Shonagon destila una prosa rápida, rítmica y ajustada.

La editorial Alianza tiene una asequible edición con prólogo de María Kodama.
Banana-Yoshimoto

Banana Yoshimoto. Banana Yoshimoto (1964), pseudónimo de Mahoko Yoshimoto, es una de las autoras más célebres de la literatura japonesa actual por sus novelas de cierto corte comercial, plagadas de personajes extraños en busca de la felicidad y de un lugar en el mundo. Hija de Takaaki Yoshimoto, uno de los más importantes filósofos y críticos japoneses de los años 60, es una escritora de matices que bordea no obstante el sentimentalismo e incluso la superficialidad en sus novelas y relatos.

Es autora de Sueño profundo, Amrita, Tsugumi, Recuerdos de un callejón sin salida, NP o El lago. Quizá su primera novela, Kitchen, sea una de las mejores de su producción. Todas están publicadas por Tusquets.
Yoko Ogawa (c) Masaaki Toyoura

Yoko Ogawa. Junto a Yoshimoto, es una de las autoras japonesas con mejores ventas en su país. Yoko Ogawa (1962) se centra en historias pobladas de personajes solitarios en busca de su identidad, pero en ocasiones su tono surrealista y onírico cae en la sensiblería y en un excesivo “buenismo”.

Funambulista ha editado la mayor parte de su obra, entre la que destacan La fórmula preferida del profesor, Perfume de hielo, La niña que iba en hipopótamo a la escuela, La piscina o La residencia de estudiantes. Especialmente perturbadora es la novela corta El embarazo de mi hermana, una de sus obras más conseguidas y recomendables.
Hiromi Kawakami

Hiromi Kawakami. Nacida en 1958 y perteneciente a la generación de Ogawa y Yoshimoto, Hiromi Kawakami es otra escritora que goza de gran popularidad gracias a sus novelas de lenguaje sencillo pero expresivo llenas de historias donde las emociones cobran un especial protagonismo.

Sus trabajos más destacados, El cielo es azul, la tierra blanca, Algo que brilla como el mar o El señor Nakano y las mujeres, han sido publicados por la editorial barcelonesa Acantilado.
Aki Shimazaki, autora de Tonbo

Aki Shimazaki. Prácticamente desconocida en España, Aki Shimazaki (1954) es una escritora y traductora afincada en Canadá que escribe en francés. Sus temas, como los de muchas de sus contemporáneas, son la soledad, la búsqueda de la identidad, la familia y los recuerdos. En español sólo está traducida La levedad de la libélula, publicada por la editorial barcelonesa Edicions Sd.

Otras autoras  japonesas destacadas son la escritora de novelas policíacas Natsuo Kirino (editada por Planeta), Miyuki Miyabe, también centrada en el género del misterio (está editada por Quaterni), Amy Yamada o Mitsuyo Kakuta, estas dos últimas inéditas hasta el momento en nuestro país.

5 de octubre de 2013

"La luz de aquella tierra". El exilio intelectual de las mujeres de la República

Maribel Arias
En los primeros meses de 1939, cerca de medio millón de republicanxs españoles huyen a Francia en un éxodo masivo. Al pasar la frontera francesa el sueño de libertad se desvanece rápidamente. Los gendarmes franceses les detienen y les van repartiendo en campos de concentración improvisados en la costa francesa.

El gobierno mexicano de Lázaro Cárdenas abre sus puertas a lxs republicanxs españoles y a mediados de 1939 comienzan a llegar las primeras embarcaciones a las costas mexicanas.


En 1945 se calcula que la cifra de exiliadxs republicanxs en México llega a los 16.000, de lxs cuales aproximadamente el 40% son mujeres.


Mari Carmen Bilbao
A las vicisitudes del propio exilio tienen que sumarle todas las trabas que le son impuestas por razón de su género. Así, los subsidios que las organizaciones de ayuda a lxs republicanxs otorgan, se reciben sólo a través de los maridos. A ellas se les conceden ayudas únicamente para máquinas de coser, lo cual le dificulta el acceso a otras tareas de mayor envergadura tradicionalmente asignadas a los hombres.

El mercado laboral y el entorno social no ayudan a que la mujer pueda desarrollarse laboralmente.

En el México de los años 40 la mujer ni si quiera tiene derecho a voto.


Sin embargo son ellas quienes desempeñan un papel fundamental en la transmisión generacional de la cultura a través de la familia y la escuela.


Esta es la historia de un puñado de esas mujeres, republicanas, que un día tuvieron que abandonar su país tratando simplemente de sobrevivir.


Texto y fotografías de la web del director y guionista del documental Javi Larrauri

 

22 de septiembre de 2013

Nada Personal

Nada Personal es un documental elaborado por CLADEM: Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer,  en el cual se recogen los testimonios de algunas de las mujeres peruanas obligadas a someterse a una operación de esterilización quirúrgica durante el gobierno de Alberto Fujimori. Esta campaña gubernamental, negada hasta la saciedad por sus responsables políticos, lanzada a través del Ministerio de la Salud y a la que se denominó AQV, Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria, se desarrolló entre los años 1995 y 2000. El número de ligaduras de trompas que se practicaron durante este período se eleva a más de 300.000 y el de vasectomías a más de 15.000.

La mayoría de las victimas fueron mujeres indígenas campesinas, pobres y desinformadas, que bajo la coacción y la amenaza unas veces y otras mediante incentivos en forma de alimentos, se vieron literalmente arrastradas a los centros médicos donde fueron esterilizadas sin los cuidados médicos necesarios que este tipo de intervenciones precisa. Algunas de ellas murieron tras las operaciones, otras viven con graves secuelas físicas y psicológicas.

El mandato del FMI, que contaba con los fondos del Banco Mundial y el Fondo de EEUU para la Ayuda al Desarrollo (US Aid), obligaba al gobierno peruano -como tantas veces ha hecho con los miembros del ejecutvo de los países denominados del Tercer Mundo- a disminuir la tasa de natalidad, atribuyéndole a ésta la causa principal de la pobreza y el mayor obstáculo para el desarrollo económico de Perú.

No olvidemos que el FMI y el Banco Mundial siempre han culpabilizado a las mujeres de los países pobres de obstaculizar su desarrollo a causa del alto índice de natalidad, y a las mujeres de los países industrializados por ponerlo en peligro debido a las "insuficientes" tasas reproductivas.  

Hay que aclarar que, cuando el capitalismo habla de países pobres, en realidad está hablando de países ricos, ricos en recursos naturales, de ahí su interés en implantar los llamados planes de desarrollo con los que expoliar sus riquezas, y que cuando habla de países desarrollados lo hace en términos de industrialización, obviando las grandes bolsas de población que viven en condiciones tercermundistas, especialmente en las periferias de las grandes ciudades que han sido denominadas el Cuarto Mundo.

No te pierdas NADA PERSONAL
La administradora del blog

  

Fuente fotografía:  http://genocidioayacucho.blogspot.com.es/2011/12/navidades-2011-obsequio-de-documental.html

5 de septiembre de 2013

Las Guerrilleras del PKK


“La sociedad kurda no está desarrollada, hay muchas tradiciones arcaicas, la estructura feudal es dominante y no permite a las mujeres liberarse. En estas tradiciones, la mujer de la casa es el orgullo de la familia, pero ese orgullo pasa entre sus piernas. El hombre, que también es víctima del sistema colonial, en lugar de tomar una posición de rebeldía contra el sistema, mata a su mujer para descargar su rabia”, resume, sin medias tintas, la comandante Rengin.

El artículo publicado en Tercera Información titulado “Liberarnos como mujeres para liberar a la sociedad” aborda la lucha armada emprendida por algunas mujeres en la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistan, para combatir por la independencia de su pueblo y por la liberación de las mujeres kurdas sometidas por un patriarcado que marca violenta y profundamente su cultura.

En la publicación La Fogata se afirma que de los 15 atentados suicidas llevados a cabo por esta organización, 11 de ellos fueron protagonizados por mujeres. Las bajas en este tipo de acciones individuales y las causadas en los combates, parece ser el motivo por el cual son aceptadas por sus compañeros masculinos como camaradas en la contienda, tras fuertes resistencias. De acuerdo con el testimonio de una de sus miembras«Las mujeres mueren todos los días, así que, cómo no va a calar nuestro mensaje».

Desde nuestra posición privilegiada de mujeres que disfrutan de una  libertad y autonomía que muchas ciudadanas kurdas sólo se aventuran hoy a soñar, nos atrevemos a cuestionar -desde el respeto que nos merecen estas guerrilleras y su lucha, en la que diariamente arriesgan sus propias vidas- el planteamiento de la liberación femenina en términos bélicos, validando de esta manera que no hay -en ésta como en tantas otras cuestiones- otra alternativa ni otro punto de vista que esa visión masculina que tiende a resolver los conflictos mediante la violencia.


En todo caso, este movimiento posee unas características que lo hacen realmente singular, puede que único en el mundo. Por ello, te invitamos a aproximarte a este breve retrato de estas guerrilleras feministas.

La administradora del blog 

“Liberarnos como mujeres para liberar a la sociedad”

Ni víctimas ni en la segunda línea, sino guerrilleras y en permanente liberación. Así son las mujeres que integran la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Esto se puede comprobar luego de recorrer varios campamentos que la insurgencia tiene en las montañas de Kandil, al norte de Irak. Una de las primeras sorpresas es observar que la cantidad de comandantes mujeres casi supera en número a los comandantes hombres. No es algo caprichoso. En el PKK, y en las organizaciones que dependen del partido, todos los puestos de dirección son compartidos a través de co-presidencias.


Distribuir las responsabilidades y trabajos en los campamentos no parece algo impuesto o rígido, simplemente en la cocina o a la hora de lavar platos y vasos, hombres y mujeres se reúnen y lo hacen. Algo que no difiere cuando llega el momento de trasladarse al frente de batalla y combatir, como ahora sucede en el norte de Siria, región asediada por mercenarios y miembros del Frente Al Nusra, filial local de Al Qaeda.


Rengin Botan, con apenas 37 años, es parte del Consejo de la Comandancia General de la Unión de Autodefensas del Pueblo (UAP), organización que agrupa a los guerrilleros y guerrilleras. Antes de conocer a Rengin, la comandante Beritán nos comenta que esa mujer flaca, que sonríe siempre y que transmite una fragilidad cubierta de ternura, es una de las comandantes más respetadas de la insurgencia. Lo mismo dice Mehmet Alí Dogan, antropólogo que me acompaña. “Cuando ella da una orden, hombres y mujeres obedecen al instante. Ella siempre está en la línea del frente, nunca en la retaguardia”, remarca.

En las conversaciones, guerrilleras y guerrilleros coinciden en que las mujeres en Medio Oriente sufren todavía más la represión patriarcal impuesta por el sistema, a lo que hay que sumarle la influencia del Islam más reaccionario que se complementa al capitalismo. Por eso, dentro de la insurgencia las clasificaciones como esposa, madre o hermana no son utilizadas. Prefieren el simple “camarada”. De esa manera buscan barrer con las condiciones impuestas por la “modernidad capitalista”, según define la guerrilla.


Harun, comandante del PKK, lo sintetiza de esta forma: “En Medio Oriente hay un proverbio que dice que la mujer tiene su nombre pero no existe. En las sociedades originarias, de donde venimos nosotros, no había Estado-Nación y la mujer participaba naturalmente de la sociedad. La mujer que participa en nuestra lucha insurgente prueba que existe y como ser humano, sin hablar de igualdad, es un actor activo como todos”.


Contra el sexismo


En el libro “Confederalismo democrático”, el máximo dirigente del PKK, Abdullah Ocalan, apunta que uno de los pilares del Estado-Nación es el “sexismo”. En este texto analiza que las mujeres son explotadas y utilizadas como reserva de mano de obra barata. A su vez, tanto Ocalan como los guerrilleros y guerrilleras consultadas, destacan que la liberación de la mujer no puede llegar una vez conquistada la revolución. En el PKK saben que esa liberación se logrará en el fragor de la lucha cotidiana, con fusiles en las manos, formación ideológica y con la convicción de una sociedad más justa.


“Cada mujer tiene sus razones para participar en la lucha, pero cuando nos reunimos nos transformamos en una sola mujer –desliza la comandante Rengin-. La liberación de una sociedad la podemos ver según el nivel de liberación de la mujer. Esta filosofía es nuestro principio: tenemos que liberarnos como mujeres para liberar a la sociedad”.


Camino a la liberación


“Cada participación de las mujeres en la guerrilla es una expresión que demuestra que existimos y que buscamos liberarnos. Una mujer guerrillera está en la montaña porque se siente totalmente libre y porque vive una ruptura con su historia”, asegura Rengin Botan.


En las dos últimas décadas, dentro del PKK la cuestión de la mujer tomó un impulso que sigue en desarrollo. Muchos de los combatientes señalan que la postura de Ocalan de respaldo hacia la participación femenina fue desequilibrante para comenzar a extirpar el machismo de las filas revolucionarias.


Crítica al machismo


El comandante Harun explica que siempre “hacemos una crítica radical al machismo. Donde el hombre esté, sea una empresa o una familia, tiene poder y dominación total. La lucha del PKK es para transformar al hombre machista en un hombre normal. La mujer no puede tener un sitio en la sociedad sin la transformación del hombre machista”.


Cuando fue creada la insurgencia, recuerda la comandante Rengin, “la actitud de los compañeros hombres era que la mujer sólo podía luchar en las zonas democráticas y legales, o hacer la comida, pero no podía entrar a la guerrilla. A pesar de este obstáculo, ingresamos en la guerrilla y participamos en los frentes de combates. En ese momento no era fácil, teníamos que demostrar que podíamos resistir físicamente, comandar un grupo y hacer acciones. Cuando vieron que las mujeres podíamos hacer todo, empezaron a aceptarlo. Tenemos muchas comandantes heroínas, que se sacrificaron por una mayoría de compañeros hombres. Ahora el PKK acepta, gracias a nuestra práctica, que una mujer en las áreas de guerra comete menos errores que un hombre. El hombre, porque viene de una historia machista a veces se siente más fuerte y seguro, pero la mujer es más atenta y analiza punto por punto”.


Los espacios de la mujer


En el PKK las estructuras organizativas tienen espacios particulares para las mujeres. De las 15 academias de formación, 4 son exclusivas para mujeres, donde discuten y analizan sus problemáticas. También existen campamentos y unidades guerrilleras conformadas por mujeres.


En 1993 se formó el primer ejército guerrillero de mujeres, que tuvo el apoyo total de Ocalan. “Creamos esta formación porque queríamos salir completamente de la dirección del hombre –explica Rengin Botan-. La mujer tiene argumentos y razones particulares que el hombre no puede dar respuestas. El nacimiento de esta unidad permitía una vida social más equilibrada y ejemplar, y para nosotras fue una revolución”.


“Somos una organización donde las mujeres tienen sus propias estructuras –señala Harun-. Esto permite a la mujer existir y participar. Cuando nosotros creamos el partido quizá no había esas definiciones ideológicas, pero la manera de luchar nos permitió llegar a estas resoluciones. Muchas mujeres que son líderes han marcado al partido. En la guerrilla hay formación política y militar, y grupos guerrilleros para hombres y mujeres. Cuando los occidentales escuchan esto piensan que es algo arcaico, pero no es en el sentido tradicional, sino porque las mujeres y los hombres necesitan hablar de sus particularidades y tener sus espacios. Hombres y mujeres estamos juntos en cada espacio de lucha. Tenemos un partido de mujeres, columnas de mujeres, y otras formas de organizaciones. Las mujeres se organizan a nivel regional, nacional y confederal. En las últimas elecciones de la Unión de Comunidades de Kurdistán (UCK), las mujeres obtuvieron 63 por ciento de los votos”.


“En general estamos juntos y cuando una región necesita una unidad decidimos cuántos hombres y mujeres van. También hay brigadas de mujeres que están combatiendo en Turquía. Se decide según las necesidades y la región. En cada comisión estamos juntos, pero en las unidades guerrilleras podemos estar separados, hay campamentos de mujeres y hombres, pero cuando vamos al frente nos mezclamos”, finaliza Rengin Botan.

Artículo publicado en Tercera Información