skip to main | skip to sidebar

1 de diciembre de 2013

Pelo bueno, pelo malo

55,000 salones de belleza femenina han hecho de esta pequeña empresa la segunda más numerosa de la República Dominicana, después de los colmados, que se cifran en 65.000. La obsesión por desrizarse el cabello ha llevado a las dominicanas a invertir entre un 10 y un 12% de sus ingresos mensuales en la transformación de su "pelo malo" en "pelo bueno".
Miguel Parra Jiménez, el autor del documetal que reproducimos a continuación, pone de manifiesto las implicaciones raciales y las imposiciones estéticas que originan esta transformación de la imagen femenina -también de algunos hombres- en un país en el que la mayoría de imágenes publicitarias son de mujeres blancas y en el que existe una necesidad de diferenciarse de sus vecinas haitianas, convirtiendo el pelo liso en una prueba de higiene.
La administradora del blog

Te invitamos a ver PELO MALO, PELO BUENO

 

Entrevista publicada en EL TIEMPO.COM:

Uno de los miles de salones de belleza del país -punto de encuentro cotidiano de las mujeres dominicanas- es el escenario principal de este documental, donde varias jóvenes explican la importancia que tiene en el país caribeño tener el "pelo bueno" (liso), frente al "pelo malo" (rizado).

Con motivo del estreno del documental, su autor explicó algunos aspectos del trabajo, en el que se pone de manifiesto el peso que tiene entre las dominicanas la imagen de la mujer blanca de pelo liso como patrón femenino.

"Si paseas por las calles y carreteras de todo el país, el 90 por ciento de las mujeres que aparecen en los carteles publicitarios son blancas de 'pelo bueno'. Lo mismo ocurre con los anuncios insertados en la prensa", dijo Parra.

Y es que, añadió, "la imagen de la mujer blanca con el pelo lacio está vinculada a la idea de desarrollo, y si revisas cualquier suplemento social de los principales periódicos, es la piel blanca la que domina en las fotografías".

"Sí, creo que esa es la imagen que se quiere proyectar de la mujer dominicana", sentenció el realizador.

La mayoría de las dominicanas van una o dos veces a la semana al salón, donde les lavan el cabello, les aplican tratamiento, se lo peinan y, cada cuatro o cinco sesiones, además, se lo alisan.

Por todo el país es frecuente ver mujeres con redecillas o con 'rolos' (rulos) por todas partes: en las calles, en los supermercados e incluso en las iglesias.

En opinión de Parra, tras esta práctica existe la intención, "al menos, de esquivar la identidad propia, de querer ser en menor medida lo que se es".

El realizador precisó que "seguramente ningún dominicano tiene delirios a lo Michael Jackson, quizá el paradigma de negación racial, pero como dice una de las participantes en la cinta, 'a nosotras Dios nos premió con el cuerpo, a ustedes (en referencia a las personas de origen europeo y estadounidense) con el pelo'".

No está bien visto tener el pelo rizado, y en muchos ambientes se critica a aquellas que se resisten a alisárselo, como revela el testimonio de una de las mujeres que aparecen en esta filmación, quien relata el 'calvario' que ha supuesto para ella tener que aguantar todo tipo de críticas por conservar su "pelo malo".

A las que no se lo alisan, sus amigas y allegadas les preguntan si tienen problemas económicos o si tienen alguna enfermedad, y lo que es peor, se las considera antihigiénicas, y a las que llevan trenzas se les tilda de mujeres de la calle.
Parra entiende que la película refleja, por otra parte, la existencia de "una necesidad de desmarcarse del vecino Haití, con el que, históricamente, las relaciones son inestables, aunque estén geográfica, económica y socialmente condenados a entenderse".

"En el documental una chica afirma: 'yo tengo el pelo bueno, yo no soy de esa raza', mientras que otra habla de las 'mujeres de nuestro vecino país, de Haití', marcando una cierta distancia", explicó el realizador.

Por otro lado, agregó, 'Pelo bueno, pelo malo' también habla de la esclavitud de la belleza, un tema más universal, algo que antes parecía circunscribirse a las mujeres, pero que cada día más lo sufren también los hombres".

La idea de filmar 'Pelo bueno, pelo malo' surgió en 2004, cuando la productora asociada del documental, Natalia Alonso, y Miguel Expósito, coguionista del trabajo junto a Parra y Simone Bandle-Enslin, hablaron al realizador de esta particularidad dominicana.

"Nos sorprendió cómo mujeres con pocos ingresos no dejaban de ir al salón de belleza para 'desrizarse'", y ese fue el punto de arranque del trabajo, explicó Parra.

El documental, al que sus autores han querido imprimir una fuerte carga testimonial, por lo que no hay narrador, fue estrenado a principios de este mes en Santo Domingo y podría proyectarse de nuevo en el certamen 'Eurocine', que se celebrará en la capital dominicana en las próximas semanas. 


Fuente fotografía: http://rizosperfectos.blogspot.com.es/2010/06/pelo-bueno-vs-pelo-malo.html

0 comentarios :

Publicar un comentario