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13 de febrero de 2014

A propósito de Femen

Brigitte Vasallo
Bigitte Vasallo, periodista, escritora, mediadora intercultural y activista feminista, fue entrevistada por la periodista Irene Redondo sobre el feminismo de Femen, que ha sido calificado como el McDonalds del feminismo. Esta entrevista se publicó en la revista DIAGONAL el 5 de noviembre de 2013, con el título El espectáculo Femen llega a España No te pierdas su interesante análisis. 

Publicado en su blog Perder el Norte
(El cambio de color de los textos es obra de la autora)

· ¿Femen invisibiliza el resto de acciones y movimientos feministas o es un altavoz?
 
Femen es muy contraproducente respecto a otros movimientos feministas. No solo los invisibiliza sino que dificulta muchísimo su trabajo sobre el terreno. Mi crítica principal a Femen es que están situadas en un feminismo colonialista, etnocéntrico, que no tiene en cuenta las luchas particulares de los feminismos no-hegemónicos y que les impone su visión. Su Topless Yihad, en la que parece que querían “liberar” a las musulmanas de la voluntad ser musulmanas, fue un ejercicio de tremenda arrogancia cultural y de una ignorancia bochornosa, sin ninguna visión ni estrategia a medio plazo, y sin tener en absoluto en cuenta las opiniones y el trabajo de las feministas musulmanas y de países musulmanes. Puro despotismo ilustrado: “todo por las mujeres, pero sin las mujeres”. La postura etnocéntrica de Femen en general se reconoce, pero no se considera un problema mayor. Para mí, sin embargo, es el todo. No me interesa, desde el feminismo, cambiar el discurso hegemónico de género, “feminizarlo”, sino dinamitar la existencia misma de lo hegemónico, dinamitar las imposiciones de todo tipo, también epistemológicas, que ejercen las cumbres del poder hacia las bases. Si el feminismo no es horizontal e inclusivo, casi ni me interesa.


· La falta de diversidad de cuerpos, ¿proviene de Femen o es el ojo masculino de los medios?
 
No estamos hablando exactamente de falta de diversidad, sino de refuerzo de los cuerpos normativos, de imágenes del cuerpo femenino surgidas del patriarcado y del capitalismo. Es bastante difícil creer en una lucha feminista que use como herramienta de transformación el refuerzo mismo de las imágenes patriarcales. No olvidemos que el cuerpo normativo no es una mera opción estética: es una herramienta de control. Y yo intuyo que el cuerpo es uno de los primeros espacios que son recuperados por la persona feminista. Me cuesta pensar en una gran teórica del feminismo machacándose con la dieta Dukan, la verdad, aunque sabemos que al fin todas estamos llenas de incoherencias. También creo que, defendiendo lo indefendible, se me dirá que “ellas son así”,  o que (que eso también lo he oído) “en Ucrania son así”. Pero yo me miro y miro a mi entorno feminista, en el país que sea, y lo que veo es diversidad: en pesos, en alturas, en edades, en formas, en gustos. Tal vez respondiendo más en concreto a tu pregunta, en la página web de Femen no vemos diversidad alguna de cuerpos. Las apariciones estelares de Femen en lugares como Cannes hubiesen sido una buena ocasión para desmentir ese cuerpo normativo que tanto se les está criticando, sin embargo las representantes allí tenían cuerpos normativos. Así que no, no creo que sean los medio, aunque sin duda Femen recibe tanta atención por usar cuerpos normativos. El pez que se muerde la cola: ¿tienen sentido grandes acciones reivindicando nuestro derecho al cuerpo cuando estás reforzando una de las principales herramientas de control sobre el cuerpo femenino, que es el patrón estético impuesto por el patriarcado y el capitalismo?


· Una organización jerárquica, ¿puede ser feminista?
 
No lo sé. Soy bastante enemiga de esencialismos, de decir qué puede y qué no puede ser. Tengo claro que no me interesa un feminismo así, a mí personalmente. Por lo demás, también creo que hay que dar espacio a los grupos y a los movimientos para que hagan, y eso incluye dar espacio para que comentan y cometamos errores. Pero hay que ser extremandamente cuidadosa con los “daños colaterales” de nuestros errores. Es decir, bienvenidas las luchas, en todas sus formas, pero que sean luchas que sumen, no que resten.


· ¿Son las greenpeace del feminismo?
 
No. Como bien dice la Filósofa Frívola, son el McDonalds del feminismo. Feminismo imperialista.


· ¿Las mismas campañas valen para todos los países?
 
Por supuesto que no. Te pongo un ejemplo muy gráfico, que cita Saba Mahmood: en los 70 las feministas blancas de clase media pedían el desmantelamiento de la familia nuclear por ser la base de la opresión, sin embargo las feministas indígenas y afro-americanas argumentaban que para ellas la libertad consistía en poder formar una familia, puesto que la larga historia de esclavitud, genocidio y racismo había operado precisamente rompiendo sus comunidades. Yo no me atrevería a decirle a ninguna de mis compañeras, feministas o no, cómo debe gestionar su vida. ¿Cómo es que nos permitimos hacerlo tan alegremente con mujeres y contextos que ni conocemos ni nos hemos preocupado de conocer, ni de escuchar, ni de entender?


· ¿Son islamófobas?
 
Te linko la respuesta que publicó Shevchenko a las quejas de las musulmanas, feministas incluidas, sobre su Topless Yihad. En ella hay un repertorio absolutamente ridículo de estereotipos y desconocimiento abrumadores: afirma que la máxima aspiración de una mujer musulmana es ser la favorita de un harén (igual se refiere a musulmanas como Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz y, claro, musulmana) Habla de los hombres musulmanes como violadores, asesinos y lapidadores (supongo que en eso incluye a tipos como Malcom X, por nombrar a un musulmán). Pero, además, la actitud es absolutamente patriarcal, arrogante y etnocéntrica hacia las musulmanas, negándoles su propia capacidad de decisión (“Escriben en sus carteles que no necesitan liberación pero en sus ojos  está escrito ayúdame”) y referenciándolas continuamente respecto a sus padres, hermanos y maridos,: “Hermanas (prefiero hablar con mujeres, incluso sabiendo que detrás de ellas hay hombres barbudos empuñando cuchillos)”. Podría añadir cincuenta citas de las feministas post-coloniales, pero valga Mohanty como ejemplo:

“En el contexto del equilibro de poder Primer/Tercer Mundo, los análisis feministas que ejercen y sostienen la hegemonía de la idea de la superioridad de Occidente, producen un conjunto correspondiente de imágenes universales de la mujer con velo, la madre fuerte, la virgen casta, la esposa obediente, etc. Estas imágenens tienen un esplendor universal, ahistórico, que pone en marcha un discurso colonialista que ejerce un poder muy específico, en tanto que define, codifica y mantiene las relaciones existentes entre el Primer y el Tercer Mundo”


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