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4 de octubre de 2014

Murasaki Shikibu y la época Heian

Muraszaki ír. Tosza Micuoki festménye
“Nada se ha escrito mejor en ninguna literatura”, Marguerite Yourcenar. “Es comparable a los grandes clásicos occidentales como Cervantes o Balzac”, Octavio Paz. “No es que sea mejor o más memorable o intensa que la obra de Cervantes, pero sí es más compleja”, Jorge Luis Borges.

La Novela de Genji fue compuesta por la escritora japonesa Murasaki Shikibu a principios del siglo XI, durante la época Heian, un período histórico que se desarrolló entre los años 794 y 1185. En estos cuatro siglos, caracterizados por la ausencia de contiendas bélicas, una élite que representaba al 1 por mil de la población total de Japón vivió en un entorno social y cultural muy sofisticado, elegante y refinado, en el que las mujeres dominaron, insólitamente, el mundo literario. En palabras del escritor y profesor en estudios japoneses Ivan Morris -del que reproduciremos a continuación parte de sus investigaciones sobre esta época y sobre la obra de Murasaki, recogidas en su libro El mundo del príncipe resplandeciente- "Durante el período de unos cien años en que se desarrolla La Historia de Genji, casi todo autor digno de mención que escribió en japonés fue mujer. Semejante predominio literario abrumador de una mujer es un fenómeno muy infrecuente, si no único, en la historia cultural, y resulta doblemente sorprendente que se diera en una parte del mundo donde las mujeres han estado tradicionalmente condenadas a una posición de irremediable inferioridad". 

Seiscientos años antes de la publicación en 1605 de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, con el título El Hingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, Shikibu escribía una obra que ha sido considerada la primera novela psicológica de la literatura mundial, es decir, la primera novela moderna,  compuesta por 54 capítulos o libros que, en la época en la que fue escrita, circulaban en ocasiones de manera independiente. La acción se desarrolla a través de casi un siglo y abarca  cuatro generaciones: "Hay unos cuatrocientos treinta personajes, sin contar los mensajeros, sirvientes y anónimos miembros de la clase trabajadora. La mayoría de estos personajes están emparentados y los primeros comentaristas dedicaban años a la tarea, digna de Sísifo, de producir cuadros genealógicos en los que casi todos los personajes de la novela estaban incluídos (...) Murasaki perteneció a una sociedad rígidamente estratificada en la que las relaciones familiares eran importantísimas, y mientras trabajaba en la novela debió de manejar sus propios cuadros que le permitían ver cómo estaban emparentados los personajes, pues ni una sola vez yerra respecto al parentesco de incluso los más humildes de su libro".

El autor de El mundo del príncipe resplandeciente apunta varios factores que facilitaron este protagonismo literario sin competencia masculina de aquellas "privilegiadas" mujeres -si las comparamos con la gran mayoría de sus contemporáneas tanto fuera como dentro del país- que vivían y servían en la corte imperial en esta época.

En primer lugar, la lengua china era considerada la lengua culta, una consideración similar a la que tenía el latín en Occidente, y su uso estaba restringido a los hombres. Las mujeres escribían en la lengua que se hablaba en Japón;  el sistema de escritura era el fonético: "el silabario autóctono se denominaba onnade  o "escritura femenina" (otokomoji, "letras masculinas", se refería a los caracteres chinos)." Todos los géneros literarios se escribían en el lenguaje japonés, el que utilizaban las mujeres.  "Cuando un distinguido hombre de letras decidió escribir un diario en escritura fonética (en lugar de hacerlo en chino, como había sido normal hasta entonces), fingió que estaba escrito por una mujer y lo inició con un comentario indirecto: Por lo general los diarios son obra de hombres, pero ahora una mujer va a tratar de escribir uno."

Otra de las causas que apunta Morris de esta relevancia femenina en la literatura japonesa durante la época Heian era la independencia económica que disfrutaban sus creadoras, como afirmara Virginia Woolf ocho siglos más tarde en Una habitación propia, al preguntarse ¿Qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas?: independencia económica y personal. Así, contrariamente a la posición de inferioridad a la que el budismo -una de las creencias religiosas que conformaban "el eclecticismo característico del pensamiento japonés"- había relegado a la mujer en el mundo espiritual al considerarla incapaz de "renacer en ninguna de las categorías superiores sin haber pasado primero por una reencarnación como hombre", legalmente sí disfrutaba de una posición de emancipación al permitirle la legislación vigente "poseer, heredar y mantener propiedades". 

La independencia femenina también se veía reforzada por la costumbre que imperaba en la época mediante la cual "la esposa de clase superior en Heian seguía viviendo en casa de sus padres durante los primeros años de su matrimonio" por lo que se libraba de "la tiranía del marido y la suegra, que llegó a ser tradicional en siglos posteriores". Además, la mujer era protegida por la familia y las leyes: "Los códigos prohibían expresamente que el marido pegara a su esposa", y también matarla, excepto si era sorprendida en "flagrante delito". La "política matrimonial" que prevalecía en esta sociedad caracterizada por la poligínia, "reforzaba la posición de la esposa principal, pero de una manera indirecta incrementaba el prestigio de las mujeres en general".

A pesar de estas ventajas sociales que disfrutaban las mujeres de la corte imperial durante la época Heian y que les facilitó el acceso a la cultura, haciendo posible su dedicación a la creación literaria y cultivar otras artes como la pintura, la música o la danza, no debemos olvidar que se trataba de un grupo privilegiado y que la realidad que vivían sus contemporáneas en el resto del país era muy diferente: "Como en la mayor parte de otras sociedades premodernas, la gran mayoría de las mujeres en tiempos de Murasaki trabajaban arduamente en los campos, estaban sometidas a duros tratos por parte de sus hombres, criaban a sus hijos cuando eran casi unas niñas y morían a edad temprana, sin haber pensado más en la independencia material o en los goces culturales que en la posibilidad de visitar la luna."

Os invitamos a leer la obra de Murasaki Shikibo la Novela de Genji y la de Ivan Morris El mundo del príncipe resplandeciente -nombre con el que también se conoce al príncipe Genji- con el cual nos sitúa en el contexto histórico de la época Heian y nos introduce en la obra de Murasaki, desvelándonos aspectos sociales y políticos que hace más comprensible la lectura de la primera novela moderna de la literatura universal a lxs lectorxs post-postmodernxs.

Artículo escrito por la administradora del blog

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